La prescripción farmacéutica
Desde 1960 la industria farmacéutica ha ido ampliando su vademécum de especialidades en beneficio de todos, pero excepto a finales de los años noventa, no se han retirado medicamentos que con el paso del tiempo han quedado obsoletos y nula actividad clínica.
Parece ser que la Administración por las noticias aparecidas en la prensa, trata por todos los medios de abaratar precios, se prescribirán genéricos o productos activos. Nos parece que cabe la posibilidad de enfocar el tema de otra forma. Los medicamentos serían clasificados en tres grupos; A: Imprescindibles. B: Necesarios y C: Convenientes en algunos casos. La cotización por parte del paciente en el régimen general y mutualidades se aplicaría de menos a más. A los imprescindibles se les rebajaría la cotización, los del grupo B quedarían como están y los del grupo C, no cabe más posibilidad que retirarlos del vademécum, o aumentar su aportación para que tenga, ésta, efecto disuasorio. Para los pensionistas lo más necesario en los grandes ambulatorios —por ahora—, es la creación de una oficina de Farmacia regida por farmacéutico, que la Administración debe sacar a oposición y cuya medida más importante es el control de la prescripción médica y consiguiente disminución del coste farmacéutico. Tanto para el régimen general como para los mutualistas se les ha establecido un copago farmacéutico, pero se debe regular el consumo de medicamentos, cuya finalidad científica está seriamente en duda.
Fernando Garreta es médico