La playa de los golfistas
Manuel A. Posión Almagro desde Jaén. Había una vez un sueño de muchos que se trocó en ensueño de uno. La cosa era que en Jaén, la tierra de los sueños imposibles, hubiera por fin una playa como la de Marbella, o como la de Punta Umbría. Como la de Puerto Banús no, porque eso es pedir 'demasiao'. El caso es que ese sueño parecía que se iba a resolver en forma de parque acuático, más que 'na', 'pa' que los que nunca vieron una cosa así pudieran verlo y disfrutar de la saludable costumbre del baño en aguas saladas.
Poner una playa en este mar de olivos no es tan descabellado, si lo comparamos con su aeropuerto compartido con el de Granada, que sigue estando en el mismo sitio de siempre. Al menos la playa estaría aquí, no como el aeropuerto. Muchos ya empezaban a soñar con enormes flotadores hinchables tipo plátano, o hipopótamo, aunque yo me decantaría por el tipo marca de la casa, es decir, por un lagarto, que no confundir con el cocodrilo de Lacoste. Ya veía yo a ingentes cantidades de ciudadanos y ciudadanas subiendo por las cuestas jaeneras en chancletas y camisa hawaiana, con una nevera portátil en una mano y en la otra una sombrilla “pa” coger sitio. Pero, el sueño ha sido interrumpido por la ensoñación de nuestro querido alcalde y en lugar de lo soñado, lo que veremos serán unas instalaciones deportivas de primer orden y como dios manda, porque con las que hay y las que vendrán no hay no hay suficientes. Esta superposición de ideas se asienta sobre una base sólida como lo es el gasto, para lo que los beneficios que pudiera generar una medida tan prometedora como lo es un parque acuático en la capital es una minucia, o sea, una chorrada, además de congregar a toda la chusma, y eso afea mucho la imagen señorial que quiere dársele a un Jaén al que no acuden ni los alacranes en verano. Desconozco el razonamiento a través del cual se puede esgrimir semejante patochada, pero argumentar el gasto sin apreciar el deje, resulta, cuánto menos, torticero y chabacano. Las sombrillas se sustituirán por raquetas de padel, y las neveras por bolsos deportivos. Con esta propuesta, mucho más eficaz para no sé qué tipo de gestión empresarial, las colas de entrada que supondría un parque acuático para todo tipo de personas, y, sobre todo, para familias enteras que podrían gastar el dinero destinado a una vacaciones en playas vecinas, aquí, en su tierra, tendrán que volver a más de lo de siempre en tierras almerienses, o granadinas, o malagueñas, o bueno, ¡basta ya! A lo que iba, como en lugar de colas habrá pases VIP y cosas por el estilo, el negocio es redondo. Lo digo en sentido literal porque el círculo de usuarios a este tipo de infraestructuras es ínfimamente inferior al circulo de usuarios de un parque acuático, porque no todo el mundo juega al padel o esta capacitado físicamente para practicar el esquí, y mucho menos para costearse un deporte tan “chupiway” como ese. En cambio, todo “quisque” tiene “pa” comprarse un bañador más o menos hortera. Y ya que el señor alcalde mira tanto por el bolsillo de los pobres, que no tienen ni “pa” llevar a sus pequeños a un parque acuático, ¿qué le hace pensar que tendrán dinero suficiente para relajarse en un spa de esos que no saben ni qué es? Me “paice” a mí “questos” del Ayuntamiento “san” vuelto tan locos como los valencianos. Cuando se pide sensatez en el gasto público. ¿A qué tipo de sensatez de refiere alguno, cuando con el dinero que es de todos se financia algo para unos pocos, sin distinciones, en lugar de argumentar “eliteces” tipo “club de campo” en beneficio de la “jet se” jaenera. Ya está bien de paternalismos rancios, que con la cosa de que todo es por nuestro bien, se nos pone la cosa cada vez más difícil. A este ritmo, vamos a parecernos, dentro de nada, a los “sains culottes” franceses. Pero además, ¿qué clase de números maneja nuestro edil cuando dice que el número de usuarios de piscinas públicas hace inviable tal cosa? Sin haber abierto la cosa, dice que la entrada al parque acuático rondaría los diez o doce euros, pero no dice lo que costaría acceder a las instalaciones deportivas, o al spa ese, porque si es gratis me apunto. Aunque hay una cosa que me intriga, y es la de que, pudiendo hacer algo que comprendiera las dos opciones en claro aprovechamiento de las infraestructuras realizadas, de un lado las que servirían para el uso del parque acuático, y de otro las que se pondrían en marcha para uso deportivo, porque ambas cosas pueden ser complementarias sin que afecte la una a la otra, sin embargo, se opta por la más incongruente, es decir, quitar “to” lo que hay “pa” poner otra distinta, como si el deporte fuera incompatible con un parque acuático. El parque acuático cerraría en invierno pudiendo la parte deportiva abrir sus puertas. No veo más complicaciones que las que se quieran poner, pero eso es otra cosa, porque, ¿dónde irán a relajarse los golfistas después de la partida? ¡Pues eso, pan con queso!