La pela, es la pela
Son muchas las consecuencias que para nuestro país tiene esta dura crisis que nos azota. El desempleo, la pérdida de tejido empresarial, la fuga de capital humano, la desconfianza de los mercados financieros, la ruptura de la concertación social, etc. Pero una de las más temidas, ha empezado ya a encabezar los informativos y portadas de los periódicos, y me refiero al auge de los nacionalismos.
La situación es la de dos comunidades, Cataluña y País Vasco, en el que las partidos nacionalistas, virtuales ganadores de las elecciones, ya han planteado poner en marcha procesos para la independencia y la secesión del resto de España. Sin embargo en el fondo encontramos más sentimientos separatistas que nacionalistas, basados en el argumento de que los territorios ricos están hartos de cargar con los pobres. Este argumento es falso, pues en España tributan personas y empresas, no los territorios, y paga más, quien más gana, independientemente de dónde viva. En relación a los impuestos indirectos se pagan al consumo, y su recaudación se destina al Estado que reparte en función a un pacto autonómico, que Cataluña rompe ahora. No es tanto nacionalismo, sino más un sentimiento separatista que nos enfrenta a unos y otros. Es bueno recordar que este año celebramos el octavo centenario de la Batalla de las Navas de Tolosa. La madre de todas las batallas, celebrada en nuestras tierras en 1212, en la que los reinos de Castilla, Aragón y Navarra, juntaron sus tropas, para batirse en combate con el ejército más poderoso de la península, el del reino de Granada. Aquella alianza de las tropas cristianas fue el embrión de lo que poco tiempo después sería la creación de una gran nación como ha sido y es España, la más antigua de Europa. Ochocientos años después, esta alianza, se halla amenazada por una de las provincias del reino de Aragón, que aprovecha acontecimientos deportivos internacionales para clamar un sentimiento de independencia. Los tiempos que corren son difíciles, pues este país se juega mucho más que tres puntos en el panorama económico internacional, a las puertas de un rescate que amenaza nuestra competitividad, nuestros avances sociales, y nos entrega a las fauces de los poderes financieros. Hoy día nos movemos en un mercado global, donde los Estados Unidos de América, el Reino Unido, la Alemania unificada de la Unión Europea, e incluso los Estados Árabes Unidos, lideran las principales plazas económicas mundiales. Muchas de estas potencias, se organizan mediante estados federales, respetando la identidad de sus territorios, pero unidos en un mismo objetivo. Debemos apostar por la cooperación entre territorios, y que esta unión sea la principal fortaleza que nos lleve a la convergencia.
Rafael Peralta es economista