La Pasión de los más pequeños

Dicen que cada persona vive la fe a su manera; los niños la convierten en una gran fiesta. Con todos los elementos propios de la Semana Santa, excepto el orden, casi una veintena de colegios, colectivos de jóvenes y cofradías de la capital sacaron de paseo los tradicionales pasos de las procesiones infantiles.

09 may 2015 / 09:07 H.


Como antesala de las Cruces de Mayo, que se celebran este fin de semana, más de 1.400 pequeños jiennenses se convirtieron en los cofrades, mantillas, capataces y los músicos que hace un mes admiraron en las calles de la capital. Sobre sus hombros cargaron con Cristos a pequeña escala, tallas de vírgenes y cruces de claveles, que ponían una sonrisa boba en la cara de los espectadores, entre los que se encontraba el alcalde de Jaén, José Enrique Fernández de Moya, al que incluso la capataz del paso del Colegio Cristo Rey dedicó un “viva”, al que el regidor, sonrojado y un tanto desconcertado, respondió con una sonrisa.
Pero fue la única nota de “oficialidad”, junto con algunos uniformes escolares, que se registró a lo largo de todo el recorrido, que comenzó en la Plaza de Santa María, continuó por la calle Maestra, la Plaza de la Audiencia y desembocó en la calle Colón. No hubo orden ni entre los menores que formaban parte de la comitiva de la Asociación de Vecinos “San Ildefonso-Puerta del Ángel”, que, vestidos de legionarios, recorrieron las calles de la capital sin dejar rastro del paso militar. Aunque, eso sí, también tuvieron su representante animal, que en lugar de ser un cabra, fue un perro con cara de que eso de pasar la tarde rodeado de ruidos no le hacía ni pizca de gracia.
La música, a excepción de algunos toques de tambor y flauta travesera que lucieron afinados, también sonó a la manera que tienen que sonar las cosas que corren a cuenta de los niños, que es con alegría y, sobre todo, con la descoordinación propia del que solo va a divertirse con sus amigos. Aquí, el fervor cofrade se vive de forma muy diferente y, aunque son muchos los pequeños que se meten en el papel de los portadores y los costaleros de la Semana de Pasión, las únicas lágrimas que se derramaron fueron a causa de la alergia al polen del olivo.
Pero, como si de un puzzle se tratase, entre el revuelo, la descoordinación y las carreras de 1.400 pequeños, también se conformó una imagen completa de alegría de una ciudad que se echa a la calle para disfrutar con el futuro de su Semana Santa, que, aunque ahora no levanta ni dos palmos del suelo, sueña con recorrer la capital con un paso a cuestas. Así, los menores del Colegio Cristo Rey, de la AA VV “Guadalquivir”, de la cofradía “Jesús del perdón”, la de la Pasión, el grupo parroquial “Afligidos y África”, de la cofradía del Santo Cristo Yacente y Virgen de la Soledad, los colegio “San Vicente de Paul” y “La Purísima”, el grupo joven “Santo Sepulcro”, “Jesymar”, la Agrupación Juvenil de La Expiración, la AA VV “San Ildefonso-Puerta del Ángel”, la “Santa Cena”, la cofradía de “El Abuelo”, del Cristo de la Salud y la Virgen de la Visitación, del Cristo de las Misericordias, de “Vera Cruz” y de “Miguel Ángel”, disfrutaron de una inolvidable jornada.