La parricida durmió a sus hijos con un tranquilizante

Rafael Abolafia/Jaén
Solo Ruth B. V. sabe lo que pasó en su casa en la tarde del pasado jueves cuando, tal y como ha confesado, mató a sus dos hijos, Álvaro y Alejandro. La parricida asegura que sedó a los niños suministrándoles un tranquilizante de los que ella había tomado para la depresión mezclado

    04 oct 2011 / 09:50 H.

    con el yogur que les dio de postre. Después, los asfixió.
    La declaración de Ruth B. V. ha permitido a los investigadores del doble infanticidio de La Alcantarilla reconstruir lo que ocurrió en el domicilio familiar, ubicado el segundo piso del número 2 de la calle Alcalde Cancio Uribe. La autora confesa de los crímenes relató a su señoría, el juez Fernando Moral, que había dormido a sus hijos con un tranquilizante de los que ella había tomado para tratar la depresión. Lo sorprendente es que mezcló la medicina con el yogur que les dio a los niños como postre ese día. Álvaro y Alejandro cayeron en un sueño profundo del que ya nunca despertaron. Sus cadáveres fueron encontrados en sus respectivas camas, acostados, según confirman fuentes judiciales cercanas al caso.
    Aprovechando que estaban dormidos y que el padre había salido del piso, su propia madre los asfixió, según su declaración. Utilizó una manta pequeña, que Ruth B. V. señaló a los policías cuando llegaron a su casa. Con ella, taponó la boca y la nariz de Álvaro y Alejandro y evitó que pudieran respirar. Su versión tendrá que ser ratificada por los resultados de los análisis que los forenses practicaron a los cuerpos sin vida de los niños.
    Ruth B. V. también intentó justificar sus crímenes. La mujer había sufrido una depresión tras el nacimiento de su hijo menor. Estuvo en tratamiento durante varios meses y, según confirman las fuentes consultadas, hace un tiempo dejó de tomar las pastillas por iniciativa propia. Desde entonces, la mujer aseguró que había sufrido varios impulsos suicidas, tal y como declaró ante el juez del caso. Declaró ante el juez que les quitó la vida porque no quería que padecieran cuando ella faltara, por temor a dejarlos solos en este mundo.
    De hecho, Ruth B. V. explicó que, después de asfixiarlos, ella misma hizo varios intentos de suicidarse. Al parecer, pretendió lesionarse con un cuchillo de cocina. Tan solo se pinchó de forma superficial en el estómago y en otras partes de su cuerpo, sin llegar a causarse heridas. La mujer aseguró ante el juez que no se atrevió y que comprendió que tenía que pagar por lo que había hecho. La Policía se incautó del arma y ahora forma parte del procedimiento judicial abierto.
    En su declaración, que fue grabada en el Módulo Penitenciario del Hospital de Jaén, la autora confesa del doble crimen mezcló fases en las que se encontró “sorprendentemente tranquila” con otras en las que rompió a llorar, tal y como confirman fuentes judiciales cercanas al caso. Se acordó en varias ocasiones de su esposo, del que dijo que no se merecía lo que había ocurrido. Ruth B. V. relató que telefoneó a casa de uno de sus hermanos para explicar lo que había hecho. Su cuñada atendió la llamada y acudió al domicilio donde se perpetraron los crímenes. Mientras tanto avisó a otros familiares de que algo había pasado con los niños. Fueron ellos los que alertaron al Servicio de Emergencias 112, que puso en marcha todo el dispositivo. Los propios parientes fueron los primeros en intentar reanimar a los niños. También los médicos realizaron maniobras de resucitación durante unos veinte minutos. Todo fue inútil. Álvaro y Alejandro habían muerto. La Policía dio por cerrada la investigación en cuestión de horas: “Todo está muy claro”, dijo el portavoz oficial de la Comisaría.
    Tras escuchar su declaración, prestada en el Hospital en la tarde del pasado sábado, el juez del caso, Fernando Moral, dictó un auto de prisión incondicional y sin fianza contra Ruth B. V. El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Jaén imputa a la detenida dos delitos de asesinato, según confirman las fuentes consultadas por JAEN.
    El magistrado también ha transformado las diligencias abiertas en un procedimiento enmarcado en la Ley del Jurado. La tramitación de estos casos exige que la imputada realice una comparecencia en la sede judicial en la que, formalmente, se le comunicarán los cargos por los que está acusada. Esta comparencia está prevista para el próximo viernes, si es que el estado de salud de Ruth B. V. lo permite. Será entonces cuando las partes personadas en el procedimiento puedan solicitar al magistrado la realización de las pruebas que consideren oportunas. Se da por seguro que solicitarán que la mujer sea analizada por psicólogos y psiquiatras del Instituto de Medicina Legal.
    Igualmente, en estos días, el Juzgado hará un ofrecimiento de acciones al padre de los niños para que se persone en el proceso judicial como acusación particular. Desde que se produjo el doble infanticidio, el progenitor ha estado en manos de los psicólogos para intentar sobreponerse de un trance tan duro y amargo. Está siendo arropado por sus familiares y amigos y solo ha salido para acudir al entierro de sus hijos, celebrado el pasado sábado. En el funeral, Ángel Puertollano estaba roto por el dolor.
    Bajo llave en una habitación del hospital
    Ruth B. V., la autora confesa de la muerte de sus dos hijos pequeños, permanece ingresada en el Módulo Penitenciario del Hospital de Jaén desde la madrugada del pasado viernes, justo después de ser detenida por los crímenes. Así lo recomendaron los médicos, sobre todo atendiendo a su estado de salud mental. De hecho, la mujer ha permanecido en el recinto hospitalario durante todo este tiempo. En una pequeña habitación, ubicada la sexta planta del Hospital Neurotraumatológico de Jaén (antiguo Princesa), Ruth B. V. permanece retenida. Desde la tarde del pasado sábado, como presa preventiva, acusada de dos delitos de asesinato. Allí, recibió el viernes por la tarde la visita de los investigadores de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional. Le tomaron declaración sobre lo sucedido. Veinticuatro horas después, fue su señoría, el juez Fernando Moral, el que se desplazó al hospital para interrogar a Ruth B. V. Las dependencias están en un pasillo al que se accede tras franquear una puerta clausurada con llave y custodiada por un policía. También la habitación que hace las veces de celda de Ruth B. V. está cerrada a cal y canto. En ese recinto, convive con otros presos o detenidos que, por su estado de salud, no pueden estar en la cárcel o en los calabozos. Además de los policías que custodian el módulo, al recinto solo pueden acceder los médicos. De hecho, no puede recibir visitas de sus familiares. Únicamente su abogada tiene permiso para entrevistarse con ella mientras esté ingresada en el módulo penitenciario del Hospital. La mujer permanecerá en esta situación hasta que reciba el alta.