La otra noche
Me dice uno la otra noche que el bipartidismo está boqueando y que el PP le ha defraudado, con sus políticas —según él— socialdemócratas. Otro que tampoco se puede decir que cojee de socialista, me afirmó a la noche siguiente que no los volverá a votar. No son los únicos de esta opinión, ya que se ha generalizado un descontento en el seno de la derecha más cerril,
que no tolera las afrentas que sus fieles están sufriendo, sin razón, sin llevarlo en su programa y sin formar parte de su ideología. Una traición en regla. Para empezar, la corrupción: el hombre de derechas se siente «cabal», y no le gusta el mangoneo. Son los primeros que condenan a los políticos, ya que al fallarle los suyos, del resto ni hablamos. Y que tire Bárcenas de la manta y arrastre a quien haga falta: las cosas como son. Al ala liberal del PP, que intenta renovar el partido, no le gustan los privilegios de la Iglesia, ni el descoque de la monarquía, ni las subidas de impuestos. No soportan que no se haya reformado la Administración, que haya el mismo número de altos cargos y carguillos, pero con distintos nombres, y que no se hayan suprimido los subsidios para acabar de una vez con la sopa boba… ejem, ejem… Le molesta especialmente que se toque la sanidad y la educación, porque sobre las pensiones siempre se puede discutir. Ese es el credo liberal del PP, un partido que cuando cata el poder no sabe decir que no a nadie, y quiere quedar bien con todo el mundo, fomentando el clientelismo de la perpetuación.
Escritor
Juan Carlos Abril