La otra cara de las fiestas

Silvia Ruiz / Jesús Vicioso / Jaén
Con la Nochebuena la rutina se detiene para estar más con la familia, aunque no siempre es posible y hay quienes pasan, a la fuerza, las fiestas fuera de casa. Por eso se intenta que, aun en la adversidad, todo el mundo viva la Navidad, hasta en los hospitales, donde se sirven menús diferentes y suenan villancicos.

    26 dic 2011 / 10:23 H.


    La Navidad es, por antonomasia, la fiesta de la familia. Son días para estar más tiempo que nunca con los seres queridos y con los amigos —con los de aquí o con los que residen fuera— para compartir un rato en casa, en el restaurante o en cualquier lugar con alguna excusa para acabar el año de la mejor manera posible. Pero en la vida las cosas no siempre ocurren como se espera. Hay quienes por razones profesionales o personales no pueden pasar la Nochebuena y la jornada de la Natividad, por una enfermedad o por culpa de algún imprevisto que rompa con los planes deseados. Sin embargo, luego están los que “motu proprio” se vuelcan precisamente con los que, por razones ajenas a su voluntad, no pueden vivir con normalidad el fin de año.
    Cuando llega el 24 de diciembre no todos pueden sentarse con sus seres queridos en torno a una mesa, degustar un buen manjar y cantar y comer hasta que el cuerpo aguante. Y eso lo conocen bien en el Complejo Hospitalario de Jaén. El sábado y, también ayer solo se sabía que era fiesta por los adornos que colgaban en el techo y por algún que otro belén. Los enfermos solo pueden pensar, más que ningún otro día, en su hogar y en los suyos. Numerosos sanitarios no tuvieron más remedio que desear unas “felices fiestas” a sus familiares y amigos a través del teléfono, ya que tenían que atender a sus pacientes. Es una Navidad atípica para muchos jiennenses. Pero, para ellos, o al menos para la mayoría, también hubo un menú especial. En Nochebuena, según dice Consuelo Ruiz, dietista del centro, “los que pudieron”, aquellos que no tenían una dieta estricta, comieron langostinos y gambas, consomé al jerez, muslitos de pava en pepitoria y asados, sopa de Pascua, salmón en salsa con gambas, champiñón horneado, lenguados al cava y peras asadas. Los más “privilegiados” disfrutaron de una botella de cava y también se prepararon mantecados para diabéticos. El personal sanitario igualmente tuvo una cena especial. Ayer, hubo bandejas que llevaban salmón con salsa de gambas y guarnición de champiñones, y copas de chocolate y nata, o piña en su jugo, para los diabéticos. Para la Nochevieja se preparará consomé, langostinos y gamas y cordero. El objetivo es,  como precisa Ruiz, que todos los enfermos puedan disfrutar de un menú especial. De hecho, agrega, hubo que “alterar cuatro días” para que no coincidieran algunos alimentos.
    villancicos. Pero el ambiente navideño no solo llega con los paladares, sino con los cantos populares. Y para  romper con la frialdad de los pasillos hospitalarios en unos días tan especiales hay también quienes se acuerdan de los enfermos, aunque no les toquen nada. El coro romero Desde Adentro, de Mengíbar, pasó la tarde del día de la Natividad regalando villancicos entre los pacientes de los hospitales de la capital. “Es una manera de acordarnos de los que, por una cosa u otra, no pasan las fiestas en sus casas, que es donde todo el mundo quisiera estar en estas fechas. Por eso les llevamos un poco de calor y alegría, para que sepan que no están solos”, asevera Andrés Velasco. Él y sus compañeros consiguieron, ayer, caldear los corazones de los ingresados.
    A la espera de una llamada siguieron los Bomberos, tanto en Nochebuena como en Navidad, pero ayer los agentes comieron paella y naranjas, una comida atípica para ellos y, a la postre, nada estrafalaria para los demás. “Es una comida humilde en un día señalado, pero no nos hace falta nada más”, apunta Susana Bermúdez, del Cuerpo de Bomberos de Jaén capital.