La olla podrida
Desde Úbeda. Es muy lamentable para un país tan joven en su andadura democrática, los tantísimos casos de corrupción que salpican a partidos políticos, políticos, empresarios, instituciones públicas, etcétera, creo sinceramente se ha perdido la vergüenza, la dignidad y la honradez.
Pero todo esto ocurre porque no hay unas normas y leyes para castigar contundentemente estos casos que calman al mismísimo cielo. Todo esto es una burla a la ciudadanía española. Nos quieren hacer tontos y lo peor de todo esto es que hacen todo lo posible por echarle tierra encima y trabas burocráticas para que todos estos casos queden impunes, y aquí no ha pasado nada. Mientras tanto, hay miles y miles de trabajadores, sin empleo y sin prestaciones sociales con que poder sustentar a sus familias, teniendo que ir a la Cruz Roja o a Caritas a por alimentos, y el que no puede acceder a dichos centros de ayuda humanitaria, busca en los contenedores de basura comida para alimentar a los suyos. No hay ni una pizca de sensibilidad por parte del Gobierno de la Nación, en permitir estas atrocidades que no tienen nombre, creo muy sinceramente y me da la impresión que aplican aquel refrían tan verdadero el cual decía lo siguiente: “Comiendo el pollo que la gallina escarbe”. Y si los ciudadanos se manifiestan, el Ministerio del Interior ordena a los cuerpos policiales a utilizar la represión contra la ciudadanía. Eso para mí solo tiene un nombre: Fascismo puro y duro. La Constitución Española es papel mojado y no sirve para nada.
Nicolás Galisteo Padilla