La oferta de un tranvía a la mitad
Un apretón de manos a la entrada del Ayuntamiento, donde, antes de las once de la mañana, el alcalde, José Enrique Fernández de Moya, aguardaba al consejero de Fomento y Vivienda, Felipe López. “Cordialidad” en la primera reunión que los sentaba frente a frente para analizar el futuro del tranvía. Y, al término de un encuentro que duró 50 minutos, tal vez para que el dicho no degenerara del “juntos” al “revueltos”, cada uno compareció en solitario ante los periodistas para dar su “versión” sobre las posibilidades de una infraestructura en la que se invirtieron más de 120 millones del erario público andaluz y que lleva más de 4 años en desuso, sirviendo de nutriente para el enfrentamiento político.
El primero que salió a la sala de prensa fue el consejero de Fomento y Vivienda. Felipe López remarcó su desinterés en mirar al pasado. Se corrigió en alguna ocasión para evitar “palabras con connotaciones negativas” que pudieran perjudicar la senda de diálogo que se ha inaugurado. Y, sobre la base de que el tranvía es un medio de transporte que “responde a criterios que se usan en otras ciudades europeas de seguridad, limitación de emisiones de dióxido de carbono y compromiso con el medio ambiente”, en un cuarto de hora, presentó la propuesta de la Junta para aliviar la carga financiera que supondría para el Ayuntamiento la puesta en marcha del tranvía. Replicando una “solución similar” a la que permitió la puesta en marcha del metro de Málaga y que “es aplicable también” al tranvía de Vélez-Málaga, su Consejería está dispuesta a correr con el 40% del déficit de explotación de un servicio que pierde toda la ambición con la que fue planteado en 2009, cuando comenzaron las obras. Quedaría sustancialmente reducido en función de la demanda de viajeros. Realizadas por los mismos técnicos que hicieron las de la explotación del tranvía-metro de Sevilla y el metro de Málaga, las estimaciones que, hace 6 años, apuntaban a un volumen de usuarios de unos 4 millones al año se rebajan ahora a la mitad, aproximadamente 2 millones. Y, en consecuencia, la Consejería sugiere un sistema de explotación en el que las frecuencias entre vehículos se amplían y el número de estos en circulación queda mermado en una planificación que —como subrayó Fernández de Moya— se asemeja a la que Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña (FGC) planteó, en 2013, en un informe que el regidor desechó sin vacilar. Los intervalos entre vehículos serían de 10 minutos en horas punta, de 15 en el resto y se reducirían aún más en fines de semana, “adaptándose a la demanda”. Como ocurre actualmente con los autobuses, justificó el consejero. ¿Cuántos vehículos circularían? Es una pregunta que López evitó precisar. Solo admitió: “Con esta fórmula se podría prescindir de alguno de los trenes”. En cuanto al precio del billete, sería el establecido para el transporte urbano: 0,98 euros.
Con estos datos, cifró el déficit anual de explotación del tranvía en 1.030.000 euros. Un montante que la Junta “soportaría” en un 40% (412.000 euros). Está dispuesta a ello —subrayó López— porque “no es sensato” que esta infraestructura “siga en dique seco”. Pero hizo hincapié en la naturaleza urbana del tranvía. La excusó en que su itinerario se ciñe a la capital, aunque añadió que esto “no es obstáculo” [para que la Junta lo financie] porque —como explicó, en septiembre, en los Diálogos Jaén Nuevo Milenio que organiza este periódico— esta es una ciudad de servicios con una gran afluencia diaria de ciudadanos del área metropolitana.
cabos sueltos. Con un tono diametralmente opuesto al del consejero y sin abandonar la crítica a un proyecto que siempre ha denostado, el alcalde enfatizó aquellos aspectos que quedan descubiertos en una propuesta que —reiteró—: “No es nueva. Está calcada de la de FGC”. Y añadió: “Lo que se plantea es una reducción a la mitad de los vehículos”. Pasarían de 5 a 3 y de ellos 2 circularían y uno estaría en cocheras. “Eso evidencia que, a lo mejor, el tranvía no era tan necesario”, comentó Fernández de Moya, que restregó a la Junta cada estimación que ha tenido que corregir. Ahora bien, si no son necesarios los 5 vehículos, sugirió la “dación en pago”. “Le cedo 2 a la Junta y que me descuente esa letra de la deuda” que el Ayuntamiento tiene contraída con ella por el arrendamiento financiero de los vagones. En este sentido, una de las peticiones que hizo a López fue que la Consejería “asuma íntegramente el coste del leasing (1,7 millones al año durante 30). “Y no me ha dado garantía”, señaló. Incluyendo este coste, Fernández de Moya elevó el déficit de explotación a los 2 millones. “La ciudad no tiene ese dinero”, sentenció. Pero, además —preguntó—, qué pasa con el billete de transbordo, de dónde sale el dinero para compensar a Autobuses Castillo en el caso de una demanda por competencia desleal o quién subsana las deficiencias del tranvía.
Aunque las posiciones siguen siendo encontradas, de la reunión sí salió un acuerdo. Antes de final de mes, se creará un grupo de trabajo integrado exclusivamente por “expertos cualificados y técnicos de la Consejería” que, en el plazo de 3 meses, deberá realizar un análisis “detallado” de la viabilidad de una propuesta que, después, se someterá a negociación política.