La ocupación del mercadillo se ve reducida hasta el 60%
Complicada situación para los vendedores del mercadillo de Linares. El bajo nivel de ventas pasa factura y dificulta la continuidad de numerosos puestos ambulantes. Tanto es así, que la ocupación bajó hasta el 60 por ciento, una cifra nunca vista dentro de este colectivo en la ciudad. Y es que la actual ubicación, el Parque Multiusos del Pisar, no es la más “idónea” ni “cómoda”, según los comerciantes, lo que provoca que acuda cada vez menos gente en épocas como la del verano, ya que también afectaron crucialmente las olas de calor.

“Las temperaturas son tremendas y, como seguimos metidos aquí abajo, las ventas van muchísimo peor porque viene cada vez menos gente. De hecho, el ochenta por ciento de los vendedores está al límite de la quiebra y los impagos por ocupación de vía pública aumentan. Muchos trabajadores lo están pasando mal y ni siquiera tienen recursos para comprar género”, señaló Gabriel López, vocal y delegado local de la Asociación de Vendedores Ambulantes Autónomos de Jaén.
La principal queja de los vendedores ambulantes del mercadillo va dirigida a la actual ubicación de los puestos. El Ayuntamiento decidió desplazar el lugar de venta desde el Paseo de la Ermita hasta el recinto ferial, por cuestiones de seguridad y mayor operatividad a la hora de realizar las compras y de poder instalarse los propios comerciantes. Sin embargo, estos últimos no ven con buenos ojos el cambio, ya que consideran que el actual emplazamiento no resulta “atractivo” ni “cómodo” para los compradores.
“Aquí pasamos mucho calor tanto nosotros como los propios clientes y así se lo trasladé al concejal Daniel Campos hace unas semanas. El Ayuntamiento antepone las medidas de seguridad a los riesgos y problemas de salud de las personas”, criticó Gabriel López. Así, el representante de los vendedores del mercadillo linarense propone dos posibles soluciones al problema: devolverlo a su anterior ubicación o, por el contrario, que continúe donde está pero se permita el acceso a vehículos para que los clientes no tengan que hacer un desplazamiento tan grande a pie.
“Siguen sin dejar que entren los coches, pero es algo que podría ocurrir perfectamente porque la rampa por donde accede la gente mide veinte metros de ancho. Por ahí podrían acceder los vehículos y los peatones perfectamente, colocando una especie de separación entre ambos pasillos. De esta manera, muchas personas, sobre todo mayores, podrían bajar directamente a los puestos, hacer sus compras e irse sin problemas”, señaló López.
Unas propuestas que, por el momento, no ha adoptado el área municipal correspondiente, a pesar de ser una de las principales reivindicaciones de este colectivo de comerciantes. La intención y el deseo de los vendedores ambulantes es que el mercadillo vuelva a “florecer”, ya que, según ellos, era uno de los elementos que más animaba la actividad comercial en la ciudad. Especialmente, gracias a numerosos clientes que lo visitaban procedentes de municipios cercanos. “Antes venía mucha gente de fuera y esa gente, junto con muchos compradores de Linares, era la que le daba vida a esto. Los bares y las tiendas cercanas al mercadillo notaban cuándo eran los días de venta porque se veía más afluencia de público, algo que ahora, por desgracia, ya no ocurre”, sentenció Gabriel López.