La noche del hasta pronto

Era el último concierto como Alis, pero no sonaba a despedida. Sí, la sala estaba llenísima, con entradas agotadas desde hace más de un mes. Sí, había público llegado desde diferentes ciudades, como Madrid y Murcia, para vivir esta fecha marcada en rojo en la trayectoria del músico baezano. Por supuesto, no era una noche más, pero la certidumbre de que, más pronto que tarde, volverá “reinventado”, con nuevas canciones, está ahí. Así las “despedidas” son más fáciles.

22 jun 2015 / 09:26 H.

Subió al escenario esta “penúltima” vez en el Café Central, segunda noche consecutiva de lleno “en casa”. Lo hizo con quienes lo han acompañado en estos años, David F. Castro, en el bajo, y David “Prince”, en la batería. Abrieron boca con temas como Cronología de un ciclón, la gran Fuiste y Los que no se arrepienten. Entre unas y otras, agradeció su apoyo a todos los que se sumaron a Alis desde el principio. “Muchos estáis aquí”, dijo. “Y lo siento por los que se han sumado a última hora”, añadió, para despertar más de una sonrisa entre el público. “De corazón, os doy las gracias por venir, por estar aquí esta noche”, finalizó. Y poco más habló Pachi a lo largo de la noche, lo que sí hizo fue desgranar los temas que en estos nueve años, de una forma discreta, lo han colocado como compositor referente en el panorama independiente, respetado por el público y la profesión. A poco que cualquiera haya escuchado al de Baeza, el 90% de las canciones que llevó en este “último” repertorio, como en su Recopilación de excesos emocionales, son conocidas y reconocidas. Y fueron cantadas, bailadas y muy disfrutadas. Así sonaron Para no ir detrás, Material de disección, La fuente de Chi y Mínimo.
Poco a poco, avanzó la noche, Alis, más entregado sobre el escenario, y el público en la pista. Llegaron después otros himnos, como No me sueltes y la canción “con la que empezó todo”, dijo, Sigo aquí. Contó una anécdota de un músico que invitó a su público a no cantar sus canciones, para no desvirtuar el directo: “Yo voto por el contrario, que quien se sepa la canción que la cante”. Al pie de la letra le siguieron con Cuando el sol nos dé calambre. Con Somos uno sin mitad, llegó uno de los momentos más especiales, cuando el público grito, al compás de su letra: “Por favor no te vayas”. Minutos para volver a la realidad de que sí era una noche de despedida, pero no de tristeza.
Y casi sin que nadie se diera cuenta, llegaron las dos horas de concierto y su final, con el que se pone un punto y aparte en la carrera de Pachi García. La tristeza, la única, decía el músico hace unos días, es no volver a tocar este repertorio, no hacer más conciertos con las canciones de estos seis discos. Pero, ¿cómo no va a regalar más Mínimo, Fuiste o Sigo aquí a aquellos que ya empiezan la cuenta atrás para volver a verlo sobre un escenario?