La música como alimento del alma en época de crisis


La mayoría de las personas no deciden por sí mismas dedicarse a la música. Esta musa se apodera de sus vidas porque no pueden explicar con palabras lo que cuentan a través de un instrumento. Cuando Lucía Marín, directora de orquesta, decidió estudiar piano en el Conservatorio de Música Andrés Segovia en Linares, no sabía que las notas la atraparían para siempre. Aún desconocía que su forma más sublime de expresión no sería a través de 88 teclas, si no de 88 músicos. “La música clásica cambia tu manera de enfocar la belleza, porque despierta en ti unos valores y un abanico emocional que te sirve para afrontar la vida. Lo que te da es luz y esperanza”, explica Lucía Marín.

05 ago 2014 / 22:00 H.


Es una de las directoras de orquesta más brillantes y con mayor proyección artística de su generación. Actualmente, ocupa el cargo de directora de la University of Kentucky Philharmonia y es directora asistente de la University of Kentucky Symphony Orchestra (UKSO) & Opera Theater. A lo largo de su carrera ha dirigido distintas orquestas en España, Italia, Portugal, y Estados Unidos. Pero sus inicios comenzaron aquí, en Linares. En esta ciudad nació su inspiración y fue, así, el sol linarense el que dio luz a las primeras horas de vida de una de las grandes del panorama musical actual.
Durante su etapa en el Conservatorio de Grado Medio sintió atracción por el mundo de las bandas. Tras pasar por varias, la invitaron a la Sinfónica Ciudad de Linares, y surgieron nuevas inquietudes para ella. “Mi experiencia profesional comenzó con el piano, pero siempre sentí atracción por hacer música con los demás”, apunta la joven pianista. A partir de su trato con el saxofón, instrumento que tocaba en las agrupaciones, subió al siguiente escalón: intentar aprender a estar al frente de una agrupación. Enrique Moya, director de la Orquesta Sinfónica, la convirtió en su asistente. Él la invitó hacer cursos de verano con Enrique García, paralelamente a su formación de piano en el Conservatorio de Sevilla con Pilar Bilbao. Al terminar sus estudios superiores, sintió la madurez musical suficiente para presentarse a las duras pruebas del prestigioso centro superior Musikene, en el País Vasco. Fue seleccionada y cursó una cátedra en Dirección de Orquesta de la mano del maestro García Asensio. Al término de sus estudios en 2012, como reconocimiento a sus méritos, recibió una beca para estudiar un máster en EE UU, donde su carrera despegó por completo. Allí trabajó como directora asistente de la orquesta y la ópera en la Universidad de Illinois. Destacó mucho en su campo, y en 2012 consiguió otra beca para estudiar un doctorado en la Universidad de Kentucky, donde además de trabajar como directora asistente dirige su propia orquesta.
Con tan solo 31 años ha conseguido dirigir orquestas pos diversos lugares del mundo. Hace poco tuvo su debut profesional en España, la gracias a la Orquesta Sinfónica de Córdoba, en su temporada de conciertos en el Gran Teatro de la vecina capital. En la actualidad vive casi todo el año en EE UU y cuenta con numerosos proyectos para la temporada de 2015-2016. Aunque le encantaría poder volver a España, por ahora, no ha encontrado la proyección, suficiente dentro del país.
En una época de recortes, la cultura siempre suele sufrir un deterioro, a pesar de que, como dice Marín, en época de crisis el arte es el alimento del alma: “Si tu se lo quitas, estás destruyendo a las personas”. La música puede hacernos viajar sin movernos de una butaca, puede romper barreras emocionales y conmover al que la escucha. Lucía Marín está convencida de que lo que te hace sentir es capaz de cambiar el mundo. Porque, para ella, “la música es una medicina espiritual para afrontar el día a día”.