La mujer que mató a sus hijos sabía lo que hacía, según los forenses

Rafael Abolafia/Jaén
Ruth B. V., la autora confesa de la muerte de sus dos hijos pequeños, sabía lo que hacía cuando los asfixió. Así lo han determinado los forenses del Instituto de Medicina Legal de Jaén en un primer informe que ya está en manos del juez instructor de la causa.

    11 nov 2011 / 10:45 H.

    Por ello, en principio, la parricida es imputable, es decir, puede responder ante un tribunal.
    Esa fue, precisamente, una de las primeras diligencias que solicitó la Fiscalía al Juzgado de Instrucción número 1. Se trataba de determinar si Ruth B. V. sufre algún tipo de anomalía o alteración psicológica que le impida ser juzgada. Los forenses le realizaron un estudio de su estado mental y han llegado a la conclusión de que la parricida sabía lo que hacía cuando mató a sus hijos, los pequeños Álvaro y Alejandro, de 11 y 3 años, respectivamente. Fuentes judiciales cercanas al caso explican que los psicólogos han determinado que la mujer tenía sus facultades cognitivas en perfecto estado y que sufría una “alteración leve” en sus facultades volitivas. Según este informe, Ruth B. V. no estaría incapacitada para responder por sus actos y sentarse en un banquillo.
    Solo la mujer sabe lo que pasó en su casa en la tarde del 29 de septiembre cuando, tal y como confesó, asfixió a sus hijos después de sedarlos con un tranquilizante que ella mismo había tomado para la depresión. Mezcló la medicina con yogur que le dio a los niños como postre ese día. Álvaro y Alejandro cayeron en un sueño profundo del que ya nunca despertaron. Sus cadáveres fueron encontrados en sus respectivas camas, acostados. Murieron por asfixia, tal y como han confirmado los resultados preliminares de la autopsia. Quedan por llegar al Juzgado los análisis de la sangre de los pequeños que deben confirmar la existencia de tranquilizante en su organismo.
    Ruth B. V. intentó justificar sus crímenes. La mujer había sufrido una depresión tras el nacimiento de su hijo menor. Estuvo en tratamiento durante varios meses y, según confirman las fuentes consultadas, hace un tiempo que dejó de tomar las pastillas por iniciativa propia. Desde entonces, la mujer aseguró que había sufrido varios impulsos suicidas. Por eso, y tal y como declaró ante el juez del caso, decidió quitar la vida a sus hijos porque no querían que padecieran cuando ella faltara, por temor a dejarlos solos en este mundo.
    Esta declaración llevó a la Fiscalía a solicitar un informe sobre el estado mental de la parricida. Los forenses han determinado que sabía lo que hacía cuando mató a sus hijos y que, en principio, es imputable a todos los efectos.
    Orden Judicial. Por otro lado, el Juzgado de Instrucción número 1 ha dictado un auto en el que prohíbe a Ruth B. V. comunicarse por cualquier medio (llamada de teléfono o carta) con su esposo, Ángel Puertollano. La decisión judicial llega a petición del propio marido, que ejerce la acusación particular en este procedimiento. Realizó esta solicitud al juez a raíz de que Ruth B. V. efectuara una llamada desde el Módulo Psiquiátrico de la cárcel de Alicante, donde está ingresada desde el pasado 25 de octubre, al teléfono personal de su marido. “Se derrumbó totalmente, porque no está preparado para eso”, explican fuentes judiciales cercanas al caso. Esa situación originó que pidiera al Juzgado que prohibiera a la parricida comunicarse con él por cualquier método. Su señoría, el magistrado Fernando Moral, ha accedido y ha dictado un auto al respecto para que en la prisión alicantina lo tengan en cuenta.
    El abogado que ejerce la acusación particular en nombre del padre de los niños, Manuel Gutiérrez Collado, destaca la importancia de la medida cautelar dictada por su señoría de prohibir a la mujer comunicarse con su cliente.