La mujer de la perla


Que echen las campanas al vuelo y paren las rotativas. Por fin tenemos igualdad real: Hay mujeres tan machistas y mediocres como algunos hombres.

05 oct 2014 / 16:38 H.

Y no mujeres anónimas, sino la presidenta del Círculo de Empresarios, que ha dicho, textualmente: “Prefiero a una mujer de más de 45 o de menos de 25, porque como se quede embarazada nos encontramos con el problema”. Esa es la frase y, aunque en el discurso completo pretende arreglarlo, se hunde aún más en su retrógrado argumento. Mónica de Oriol, casada y madre de seis hijos, no habría llegado a donde está si quien la contrató la primera vez pensara como ella. O quizá sí, si tenemos en cuenta que su esposo se encuentra entre los cien primeros más ricos del país.

En su defensa cabe, por hacer de abogado del diablo, que no es la única que lo piensa y subrayar el coraje de manifestarlo en público, más aún siendo mujer. Lo triste no es que lo diga, sino que es cierto. Eso sí que es aberrante, no sus palabras. La maternidad es un verdadero problema, porque estamos a años luz de países civilizados que realmente apoyan a las embarazadas y les permiten ejercer su profesión en igualdad con los hombres. Eso es lo que tenía que haber hecho, reclamar el apoyo que no existe, no lanzar semejante exabrupto dialéctico. Conozco a una persona que, después de meses de trabajo “por la cara” en una empresa, la llamó un jefe al despacho y le dijo que les gustaba mucho lo que había hecho, pero —literal— “como comprenderás, en tu estado no vamos a contratarte”. Sí, estaba embarazada y no, no lo comprendía, pero tuvo que asumirlo. De eso han pasado casi treinta años y, a juzgar por las palabras de Oriol, seguimos en el mismo sitio. Cualquier día llegará otra mente iluminada y progresista, macho o hembra, y defenderá que es mejor despedir a una mujer porque su marido trabaja y la puede mantener. Luego dará marcha atrás, por supuesto, y será culpa de los periodistas que no han captado bien el mensaje. Amén.

* Volar o ser invisible          

El sueño de cualquier mortal, aparte de hacerse invisible o poder volar, es tener una tarjeta de crédito a plena disposición ¡y que la pague otro! Pues resulta que eso existe: En Caja Madrid había consejeros del PP, del PSOE, de IU y sindicalistas que disfrutaban de ese lujo a su libre albedrío, sin dar cuentas ni a Dios ni a Hacienda. Las llamadas “tarjetas b”. Algunos han dimitido, dicen, por “responsabilidad ética y moral”. Pero no devuelven lo gastado, que es lo que deberían hacer si realmente tuvieran esa “responsabilidad ética y moral”. ¿Habrá tarjetas de esas en Jaén?  
Publicado en la sección "Pongamos por caso" del domingo 5 de octubre en Diario JAÉN