La marea violeta más reivindicativa
Música, teatro, homenajes y mucha política. La celebración del Día Internacional de la Mujer se adelantó al viernes, una jornada en la que la “marea violeta” fue reivindicativa e incisiva. La actualidad eclipsa la conmemoración de 2014, una realidad que pasa por la reforma de la ley del aborto y, sobre todo, por las cuatro mujeres muertas esta semana por malos tratos.
María del Carmen Zamora tiene 55 años. Ella solo obtuvo, en su día, el certificado de estudios primarios. A los 14 comenzó a trabajar, mientras que por las tardes se formaba para obtener el título de Secretariado. Lo dejó, y desde entonces hasta el año pasado —cuando llegó a un acuerdo con su empresa para que no le despidiera—, ha estado empleada. Ahora, tiene el Graduado de la ESO y alza la voz cada 8 de marzo para exigir a las jiennenses que aprovechen las oportunidades y que valoren lo sacrificios que hicieron sus antecesoras para que ellas vivan todas las comodidades. “Lo peor que hay es dejar los estudios, y si te sale un empleo, mejor compaginarlo”. Su mensaje es el que subyace en una jornada como la de hoy. El Día Internacional de la Mujer es un clamor contra los estereotipos, contra las costumbres adquiridas, contra las desigualdades, contra el machismo, contra la violencia. Es una fiesta de las oportunidades, una celebración que, este año, sale a la calle vestida de negro. Es el luto de las 4 mujeres víctimas de malos tratos en los últimas 48 horas, una lacra que marcó todos los actos conmemorativos.
Sindicatos, administraciones y colegios adelantaron la “marea violeta”, como se le conoce a este movimiento, al viernes. En el caso del centro educativo María Zambrano, la celebración estuvo envuelta de cultura. Los primeros en salir a escena interpretaron la jarcha mozárabe “Las tres morillas de Jaén”. Lo hicieron ante el asombro de la delegada de Educación, Yolanda Caballero, que llegó cargada de buenas nuevas. Les anunció que el curso que viene serán centro bilingüe, noticia que aplaudieron con gran ilusión.
Palmas similares se sintieron, al mismo tiempo, en la sede de UGT, donde celebraron el tradicional desayuno por el 8 de mayo. La homenajeada de esta edición fue la doctora y directora de la Fundación Unicaja en Jaén, Carmen Espín. No lo sabía y la sorpresa se vislumbró en sus ojos vidriosos de la emoción. A su lado estaban la delegada de Igualdad, Ángeles Jiménez, y la coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer, Beatriz Martín, entre muchas más representantes del PSOE jiennense. Acababan de cruzar el Paseo de la Estación. Minutos antes comparecían para ofrecer un balance de las intervenciones del año pasado y presentar el lema de la cita de este año: “Nuestros derechos, nuestra decisión”, una clara alusión a la reforma de la ley del aborto. “Mi libertad”, “mi cuerpo”, “mi dignidad”, “mi voz” son algunos de los mensajes que se escucharán durante la marcha violeta de hoy. “La campaña será el vehículo que pondrá en valor el patrimonio democrático de varias generaciones de mujeres andaluzas y jiennenses, y que pretende ser especialmente reivindicativa para defender los derechos y libertades, tanto individuales como colectivos, de las mujeres”, defendió la delegada. Anunciaron, además, que el centro provincial y los 20 municipales de la provincia ha permitieron llegar a 16.190 mujeres, de las que 2.658 han sido atendidas por violencia de sexo. Esta atención permitió realizar 25.948 consultas, junto a la atención a 846 mujeres inmigrantes, de las que 214 son víctimas de malos tratos.
El acto más solemne se celebró en la lonja de la Diputación. Bajo un sol de justicia, contraste con la semana anterior de lluvias—, numerosas personas se concentraron para mostrar su repulsa a la violencia machista y exigir la igualdad. El presidente, Francisco Reyes, insistió en la necesidad de reivindicar la igualdad real y efectiva: “Aún no la hemos alcanzado y no podremos parar esta reivindicación mientras una mujer tenga que pedir permiso para ser madre, o haya sueldos desiguales, o el cuerpo de la mujer siga siendo mercancía sexual o haya víctimas de la violencia machista, entre otros muchos motivos”, defendió. La diputada de Igualdad, María del Mar Shaw, leyó un manifiesto en el que puso el acento en la necesidad de romper los estereotipos sexuales entre la juventud o en la publicidad, en la situación de la mujer en el mundo rural y el aborto. La violinista Raquel Díaz Arribas entonó las notas musicales para una jornada reivindicativa, anticipo de la gran “marea violeta” de hoy.
Juana de Dios Peragón.
Coordinadora Provincial del Área de Mujer de Izquierda Unida. Miembro de Marea Violeta Jaén
Las jóvenes y el feminismo
A causa de la reforma de la ley del aborto que prepara el Partido Popular, estamos asistiendo a numerosos actos, manifestaciones y concentraciones de rechazo a dicha medida. Y en todos ellos es curiosa la relativamente escasa presencia de mujeres jóvenes. Y es que, aunque nos duela, no podemos eludir el hecho de que el feminismo es hoy por hoy algo ajeno a nuestra juventud, y, como siempre, sigue siendo incómodo para la sociedad en general. Pese a lo justo y simple de su objetivo último —conseguir la igualdad de oportunidades para todas las personas con independencia de su sexo— el feminismo no ha conseguido situarse como un movimiento respetable ni mayoritariamente apreciado —como el ecologismo o el pacifismo— por nuestras generaciones más jóvenes. Las adolescentes y jóvenes lo contemplan como algo desfasado o superado en el mejor de los casos, en el peor, lo conceptualizan a través de la caricatura radical que el patriarcado ha conseguido fijar como la imagen más inmediata y extendida del feminismo: una marimacho frustrada, castradora y resentida.
Los jóvenes actuales son una generación que no percibe los desajustes a los que los somete la sociedad en que viven. Así, las aspiraciones que el sistema de enseñanza produce en ellos se estrellan contra las oportunidades que el mercado laboral les ofrece, la identidad social de libertad y autonomía que la cultura y los medios de comunicación les asigna choca grotescamente con las limitaciones reales del sistema, etcétera. Los jóvenes, sin duda, son las víctimas propicias del desclasamiento que en general sufre nuestra sociedad y, una vez más, dentro de esta franja social, son las chicas jóvenes las más perjudicadas. Dudosos todos de su identidad social —lógico cuando nuestros jóvenes titulados universitarios se ven trabajando como camareros— creen pertenecer a una clase social aunque en realidad sus condiciones de vida son como las de otra, a la que sin embargo se resisten a autoasignarse. Mediante un mecanismo semejante, las chicas se niegan a reconocer las condiciones de desigualdad con las que se enfrentan a diario, llegando a justificar hasta la violencia: desde que nacen, a través de los juegos, las canciones y relatos infantiles, el deporte o la observación del reparto de roles en su propia familia y en la sociedad en general, las chicas incorporan a su vida diaria las costumbres de dominación y de servidumbre adjudicadas respectivamente a varones y mujeres y van incorporando imágenes asimiladas inconscientemente que las van decantando hacia la aceptación sumisa y “voluntaria” de un orden social que se les presenta como un orden “natural”, y donde la asunción de mejor o peor grado de diversas formas de violencia es lo lógico por “inevitable”, dado que se les ha hecho creer que es una violencia universal, atemporal y propia de la condición humana. En nuestra democracia formal donde lo único libre es la circulación del dinero, aparecen nuevos mecanismos de control y dominio que permiten guardar las apariencias de respeto a la libertad y autonomía de las personas: se sustituye la represión por la seducción, la fuerza pública por las relaciones públicas, la autoridad por la publicidad, la inculcación de normas por la creación de necesidades, y así se consigue la integración y la adhesión entusiasta de los dominados a los dominadores. A las mujeres, estos mecanismos nos tienden una doble trampa: por una parte, nos creemos poseedoras de unas oportunidades que en realidad no tenemos; por otra parte, se elude el enfrentamiento, se presenta como innecesario y, por tanto, exagerado o ridículo; se conforma a la persona marginada porque se la hace responsable en último término de su propio fracaso o marginación. A las chicas se las persuade de que ir perdiendo relevancia social, ir quedándose atrás en la carrera profesional es culpa suya, de manera que ellas evitan autoseñalarse como perdedoras, y se apresuran a hacerle ascos a un feminismo que “no necesitan”. Por ello se hace indispensable que enseñemos a nuestras jóvenes cuál es el verdadero origen de sus conflictos, que les señalemos claramente por qué ellas van dejando por el camino desaprovechadas sus virtudes y potencialidades, por qué les cuesta más llegar a las elites, con qué intención se les inculca la obsesión por la talla 36, la apetencia por unos tacones de no menos de 20 centímetros. Hay que educar a las chicas para que sepan cuáles son sus derechos y cómo deben reclamarlos, para que aprendan a detectar la desigualdad. Desde luego, esto no lo conseguiremos en una sociedad que legisla para convertir los pecados en delitos, o que establece en su sistema educativo el mismo peso académico para los dogmas religiosos que para el aprendizaje de la historia o la literatura, sino volviendo a transmitir a nuestra juventud el aprecio por los objetivos de la lucha feminista contra los prejuicios y las desigualdades, en vez de las frustrantes expectativas de realizarse que les ofrece el consumismo.
Ana María Quílez
Presidenta del Colectivo Feminista Carmen Olmedo
Día de reivindicaciones de la marea violeta
Hoy día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, un año más para que las mujeres de Jaén y sus organizaciones, bajo el movimiento de “Marea Violeta ”, salimos a la calle, al grito de libertad, dignidad, derecho a ser y decidir… A seguir en el camino de lucha y reivindicación hasta conseguir, no solo la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos de vida, sino la de resultados, esa igualdad que nos hará absolutamente libres e independientes, y donde no sería posible, por ejemplo, una ley retrógrada que como la del aborto, que acaba de aprobar el Gobierno del PP de Mariano Rajoy.
Las políticas de igualdad, de España, habían llegado a ser líderes en Europa y con gran reconocimiento a otros niveles internacionales, por los grandes avances en derechos y libertades para las mujeres, en un cierto marco de un estado de bienestar, encaminado hacia su mejora. La aparición de la gran crisis, y seguidamente, la alternancia en el Gobierno, de la derecha, nos hace estar asistiendo, despavoridas, y supongo que despavoridos también, a actuaciones y acontecimientos, en una determinada línea en materia de políticas de Igualdad, que nos están llevando a un claro retroceso en conquistas esenciales de las mujeres, aplicando soluciones de hace treinta años, o más, a problemas actuales. Y esto no es todo, pues si continuamos reseñando “daños” y “retrocesos” en estas políticas, tendríamos que extendernos al “desmantelamiento del estado del bienestar” que para todas las personas, mujeres y hombres, está teniendo unos efectos perniciosos, de forma y consecuencias peores, a las mujeres…
Tenemos un mal panorama y peor futuro, cuando, aplicando políticas restrictivas, en lo económico y en lo político, se centran en educación, en sanidad, en dependencia, en el aborto, en el empleo, no bastando con habernos —a todas y todos— reducido la capacidad de su acceso, sino que estas nuevas políticas de reforma laboral están ocasionando que aumente la segregación ocupacional la temporalidad y contratación parcial, de entre lo poco, que las mujeres podíamos aspirar… Estamos ante una discriminación múltiple, ante un reforzamiento de ese techo de cristal, que aún se mantenía, pese a los grandes avances que se habían conseguido en materia de Igualdad, pues el anhelo y conquista de la Igualdad Real estaba por llegar, pero se seguía haciendo camino.. Ahora, ese camino, no solo se ha cortado de raíz, como el crecimiento de lo público, sino que en “caminos y hechos” consolidados y asumidos por una sociedad respetuosa y digna se está “deshaciendo”.... Vamos para atrás.
Por todo ello, ¡cómo no vamos a echarnos a la calle, mujeres y hombres —porque también contamos con muchos y cada vez más, compañeros que comparten con nosotras, la necesaria justicia social—, alzando la voz al grito de ¡basta ya! ¡Ni un paso atrás!.
Las mujeres de Jaén nos estamos organizando para combatir estos retrocesos, la marea violeta aquí, ya es una realidad..., organizaciones y agrupaciones de todo tipo, de mujeres, estamos trabajando en ello y hoy, día 8 de marzo, lo vamos a evidenciar.
Paqui López Rosa
Secretaria de la Mujer Unión Provincial de CCOO Jaén
Con nuestros derechos ¡no se juega!
Este 8 de marzo no es otro más en el calendario. Esta fecha ha sido siempre de celebración y de reivindicación, pero lamentablemente estos últimos años se ha pasado de la celebración a la reivindicación pura y dura. Las mujeres estamos soportando, por parte del gobierno del PP, ataques a nuestra libertad que antes ningún gobierno se había atrevido a hacer. Estamos sufriendo la exclusión del mercado laboral, están eliminando la ley de la dependencia, con lo que nuestros hijos y mayores siguen bajo nuestros cuidados, quieren reformar la ley del aborto, endureciendo los pasos y quitándonos un derecho que nos pertenece y que nadie debe de interferir en esa decisión, estamos emprendiendo la vuelta a los cuidados del hogar, en definitiva, pareciera que estamos en la España de los años cincuenta, donde la mujer dependía económicamente de su familia y esperaba el matrimonio como única salida del hogar y pasaba a “depender” así del marido. Dependencia económica que conlleva otras circunstancias, como que muchas mujeres se vean obligadas a soportar situaciones de violencia de género que, lejos de desaparecer, seguirán perpetuándose.
En los últimos tiempos vemos cómo las mujeres que encuentran un empleo, este es más precario aún que la siempre precariedad asociada al empleo femenino. El que “aguanta porque esto es lo que hay” se convierte en el pan nuestro de cada día, un pan con el que ya no nos quedan dientes algunos para roer. Precariedad laboral, acoso sexual, discriminación salarial, machismo, maltrato, explotación… Son palabras que deberían de haber desaparecido de nuestro presente, por desgracia con las políticas de este gobierno, las mujeres estamos regresando a tiempos que pensábamos ya superados y a unas situaciones parecidas a países del tercer mundo.
¿No habíamos avanzado? ¿No teníamos derechos? ¿No habíamos conseguido “igualdad”? Lamentablemente parece que todo lo conseguido, este gobierno de un plumazo lo ha borrado, insuflando un aire machista y rancio a toda política que lleva a cabo. CC OO exige a este gobierno, que dé una buena vez de la cara por más de la mitad de la población, que somos las mujeres. Que tome medidas y políticas que nos garanticen un empleo con derechos, que retire la reforma laboral, que dote económicamente la ley de la dependencia y por supuesto que retire la reforma de la ley del aborto. Nosotras, las mujeres, no somos sumisas, aunque ellos nos prefieran así, y no estamos dispuestas a volver al lugar que nos tienen preparado. Somos mujeres valientes, trabajadoras, que queremos tener un presente y un futuro digno, y esto solo puede ocurrir si tenemos un empleo con total garantía, no porque seamos mujeres sino porque nos pertenece por derecho propio y ¡con nuestros derechos no se juega!
Mariola Fernández
Miembro de la Comisión de Igualdad del Copao
Psicología y género
Que un día como hoy, en pleno 2014, en una gran parte de la ciudadanía no se conozca el significado del término feminismo es, cuanto menos, preocupante. Que en las tertulias sobre el término haya que dirimir si es positivo o no para la sociedad en general es, a estas alturas, un caballo de batalla que se resiste. En este sentido la finalidad de estas líneas es acercar a todos y todas, la importancia de vivir en igualdad de condiciones. ¡Y esta forma de vida es feminista! En dichas condiciones, se recogen todas las particularidades que abarca el ser, el estar. El poder disfrutar conscientemente de elegir la dirección deseada sin temor al qué dirán, a qué vendrá o a reprocharnos que no fuimos “capaces de”. Para lograr este cometido, la Psicología recientemente ha incorporado una estrategia más completa para hacer frente a las necesidades que hombres y mujeres plantean. Esta estrategia consiste en incorporar la perspectiva de género para atender las necesidades y demandas de los/las usuarios/as. Esto es debido, a que se hace necesario para mostrar las estrategias psicológicas precisas a la hora de trabajar la adaptación social, superar estereotipos o sexismos tradicionales que son heredados de una cultura basada en la medida de lo masculino. Por tanto, para que la gente pueda ser más feliz hay que educar y socializar en un espacio de igualdad de oportunidades por y para todo el mundo. Pero un espacio que sea realmente tangible y que no se quede en papeles o aspectos formales que no se materializan en valores y símbolos de una sociedad. Como símbolo, el género es un concepto social que abarca a hombres y mujeres y que psicológicamente no afecta por igual a ambos. Es más, no hay una conciencia clara sobre qué significa que algo es “una cuestión de género”, como por ejemplo queda claro en frases coloquiales tales como: “Eso es cosas de mujeres”. En este sentido, las connotaciones psicológicas que se manifiestan en uno y otro sexo, a tenor de su rol de género, deben ser recogidas y tratadas por la Psicología para favorecer una adaptación social y personal más positiva. Especialmente cuando una parte de la población sufre discriminación solo por ser de “sexo-género femenino”, reflejando esta su máxima expresión en la violencia de género. Para este cometido se ha creado la Comisión de Igualdad del Colegio de Psicología, cuya sede en Jaén arranca este 2014 con la agenda llena de trabajo e ilusión. En un día como hoy, os invito a reflexionar sobre cómo os gustaría que fueran los valores y símbolos en vuestra sociedad.
Juana María Morcillo
Miembro de la ONG Adelante
La quiebra de la igualdad en pleno siglo XXI
Cada 8 de marzo, conmemorando el Día Internacional de la Mujer, reivindicamos desde la ONG Adelante, unida al movimiento Marea Violeta de Jaén, que, en la actualidad, la situación de la igualdad no es del todo real y efectiva, y aún existen múltiples desequilibrios. Exponemos, por tanto, que la igualdad de género, el empoderamiento, el respeto total de los derechos humanos de las mujeres y la erradicación de la pobreza son esenciales para el desarrollo económico y social de la sociedad española, pero destacamos de forma especial la comunidad autónoma de Andalucía.
Del mismo modo, señalamos que las mujeres han sufrido discriminaciones históricas en las que quedaban excluidas en términos de igualdad de oportunidades, sin embargo, los procesos hacia la igualdad comienzan a asegurar en nuestra sociedad el respeto de las diferencias que pudieran existir entre mujeres y hombres y su evolución, aunque se hace necesario seguir trabajando para paliar las “discriminaciones múltiples” que generan las situaciones de desigualdad estructural. Asimismo, desde que la ONU asumiese la conmemoración del Día Internacional de la Mujer hasta nuestros días, la situación de las mujeres ha sido uno de los cambios sociales más significativos, considerándose favorable para el conjunto de la sociedad. No obstante, las desigualdades entre mujeres y hombres persisten, y todavía queda el desafío de recorrer la distancia entre la igualdad formal y el ejercicio de los derechos que la consagran. Por lo tanto, exponemos que la igualdad real sigue siendo aún un espejismo y la fecha de la conmemoración del 8 de marzo sigue siendo necesaria para realizar un balance que trate el estado actual de los derechos de las mujeres alertando sobre los retrocesos que en la actualidad estamos padeciendo. A este tenor, nos sobran los motivos para la lucha, pero particularmente en la sociedad española, las causas por las que debemos rebelarnos las mujeres son múltiples, y señalamos como muy importantes:
—La precariedad laboral y/o la brecha salarial entre mujeres y hombres.
—La desigualdad de oportunidades en el ámbito doméstico, laboral y social.
—La feminización de la pobreza.
—La sobrecarga e invisibilidad de los cuidados formales e informales.
—La ausencia de corresponsabilidad en el trabajo doméstico y de cuidados.
—La violencia machista.
—La cultura patriarcal.
—La ley del aborto.
—La represión del derecho a la identidad personal.
—La expropiación del cuerpo, entre otros.
Es por ello que debemos reforzar la dimensión de la igualdad entre mujeres y hombres, dentro de estrategias que velen por la existencia de la integración de la perspectiva de género en todas las políticas públicas y en todos los ámbitos de actuación, que afectan de forma especial al papel de las mujeres y de su participación en la toma de decisiones sobre asuntos que interesan a toda la ciudadanía. Por lo tanto, exponemos que es importante reflexionar y pensar en aquellas cosas que quedan por cambiar, y celebrar los actos de valentía y de determinación de las mujeres, que han llegado a desempeñar un papel extraordinario en la historia de sus países y de sus comunidades.
Sabemos que aún hay obstáculos, y nos comprometemos a salvarlos, a cambiar de enfoque y comprender que los derechos de las mujeres son parte integrante e indivisible de los derechos humanos, y que tenemos que respetarlos, defenderlos y garantizarlos para todas las niñas y mujeres del mundo.
Es importante que nos acordemos hoy de las abuelas, madres, de todas las mujeres que viven en nuestro país y en especial de las que viven en otros países donde son constantemente vulnerados sus derechos y no pueden desarrollarse plenamente como personas.
Y, que en estos momentos de crisis económica, reivindiquemos los derechos económicos de las mujeres, y no demos pasos atrás en políticas de igualdad, protección y promoción dirigidas a las mujeres.
Del mismo modo, queremos manifestar públicamente nuestro compromiso de luchar y trabajar por la igualdad real y efectiva y queremos comprometernos a seguir aportando nuestro granito de arena para hacer posible una sociedad mejor, más justa e igualitaria, donde se acabe consolidando esa ansiada igualdad real y efectiva dirigida al empoderamiento de la mujer en todos los ámbitos de acción.
María del Carmen Zamora tiene 55 años. Ella solo obtuvo, en su día, el certificado de estudios primarios. A los 14 comenzó a trabajar, mientras que por las tardes se formaba para obtener el título de Secretariado. Lo dejó, y desde entonces hasta el año pasado —cuando llegó a un acuerdo con su empresa para que no le despidiera—, ha estado empleada. Ahora, tiene el Graduado de la ESO y alza la voz cada 8 de marzo para exigir a las jiennenses que aprovechen las oportunidades y que valoren lo sacrificios que hicieron sus antecesoras para que ellas vivan todas las comodidades. “Lo peor que hay es dejar los estudios, y si te sale un empleo, mejor compaginarlo”. Su mensaje es el que subyace en una jornada como la de hoy. El Día Internacional de la Mujer es un clamor contra los estereotipos, contra las costumbres adquiridas, contra las desigualdades, contra el machismo, contra la violencia. Es una fiesta de las oportunidades, una celebración que, este año, sale a la calle vestida de negro. Es el luto de las 4 mujeres víctimas de malos tratos en los últimas 48 horas, una lacra que marcó todos los actos conmemorativos.
Sindicatos, administraciones y colegios adelantaron la “marea violeta”, como se le conoce a este movimiento, al viernes. En el caso del centro educativo María Zambrano, la celebración estuvo envuelta de cultura. Los primeros en salir a escena interpretaron la jarcha mozárabe “Las tres morillas de Jaén”. Lo hicieron ante el asombro de la delegada de Educación, Yolanda Caballero, que llegó cargada de buenas nuevas. Les anunció que el curso que viene serán centro bilingüe, noticia que aplaudieron con gran ilusión.
Palmas similares se sintieron, al mismo tiempo, en la sede de UGT, donde celebraron el tradicional desayuno por el 8 de mayo. La homenajeada de esta edición fue la doctora y directora de la Fundación Unicaja en Jaén, Carmen Espín. No lo sabía y la sorpresa se vislumbró en sus ojos vidriosos de la emoción. A su lado estaban la delegada de Igualdad, Ángeles Jiménez, y la coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer, Beatriz Martín, entre muchas más representantes del PSOE jiennense. Acababan de cruzar el Paseo de la Estación. Minutos antes comparecían para ofrecer un balance de las intervenciones del año pasado y presentar el lema de la cita de este año: “Nuestros derechos, nuestra decisión”, una clara alusión a la reforma de la ley del aborto. “Mi libertad”, “mi cuerpo”, “mi dignidad”, “mi voz” son algunos de los mensajes que se escucharán durante la marcha violeta de hoy. “La campaña será el vehículo que pondrá en valor el patrimonio democrático de varias generaciones de mujeres andaluzas y jiennenses, y que pretende ser especialmente reivindicativa para defender los derechos y libertades, tanto individuales como colectivos, de las mujeres”, defendió la delegada. Anunciaron, además, que el centro provincial y los 20 municipales de la provincia ha permitieron llegar a 16.190 mujeres, de las que 2.658 han sido atendidas por violencia de sexo. Esta atención permitió realizar 25.948 consultas, junto a la atención a 846 mujeres inmigrantes, de las que 214 son víctimas de malos tratos.
El acto más solemne se celebró en la lonja de la Diputación. Bajo un sol de justicia, contraste con la semana anterior de lluvias—, numerosas personas se concentraron para mostrar su repulsa a la violencia machista y exigir la igualdad. El presidente, Francisco Reyes, insistió en la necesidad de reivindicar la igualdad real y efectiva: “Aún no la hemos alcanzado y no podremos parar esta reivindicación mientras una mujer tenga que pedir permiso para ser madre, o haya sueldos desiguales, o el cuerpo de la mujer siga siendo mercancía sexual o haya víctimas de la violencia machista, entre otros muchos motivos”, defendió. La diputada de Igualdad, María del Mar Shaw, leyó un manifiesto en el que puso el acento en la necesidad de romper los estereotipos sexuales entre la juventud o en la publicidad, en la situación de la mujer en el mundo rural y el aborto. La violinista Raquel Díaz Arribas entonó las notas musicales para una jornada reivindicativa, anticipo de la gran “marea violeta” de hoy.
Coordinadora Provincial del Área de Mujer de Izquierda Unida. Miembro de Marea Violeta Jaén
Las jóvenes y el feminismo
A causa de la reforma de la ley del aborto que prepara el Partido Popular, estamos asistiendo a numerosos actos, manifestaciones y concentraciones de rechazo a dicha medida. Y en todos ellos es curiosa la relativamente escasa presencia de mujeres jóvenes. Y es que, aunque nos duela, no podemos eludir el hecho de que el feminismo es hoy por hoy algo ajeno a nuestra juventud, y, como siempre, sigue siendo incómodo para la sociedad en general. Pese a lo justo y simple de su objetivo último —conseguir la igualdad de oportunidades para todas las personas con independencia de su sexo— el feminismo no ha conseguido situarse como un movimiento respetable ni mayoritariamente apreciado —como el ecologismo o el pacifismo— por nuestras generaciones más jóvenes. Las adolescentes y jóvenes lo contemplan como algo desfasado o superado en el mejor de los casos, en el peor, lo conceptualizan a través de la caricatura radical que el patriarcado ha conseguido fijar como la imagen más inmediata y extendida del feminismo: una marimacho frustrada, castradora y resentida.
Los jóvenes actuales son una generación que no percibe los desajustes a los que los somete la sociedad en que viven. Así, las aspiraciones que el sistema de enseñanza produce en ellos se estrellan contra las oportunidades que el mercado laboral les ofrece, la identidad social de libertad y autonomía que la cultura y los medios de comunicación les asigna choca grotescamente con las limitaciones reales del sistema, etcétera. Los jóvenes, sin duda, son las víctimas propicias del desclasamiento que en general sufre nuestra sociedad y, una vez más, dentro de esta franja social, son las chicas jóvenes las más perjudicadas. Dudosos todos de su identidad social —lógico cuando nuestros jóvenes titulados universitarios se ven trabajando como camareros— creen pertenecer a una clase social aunque en realidad sus condiciones de vida son como las de otra, a la que sin embargo se resisten a autoasignarse. Mediante un mecanismo semejante, las chicas se niegan a reconocer las condiciones de desigualdad con las que se enfrentan a diario, llegando a justificar hasta la violencia: desde que nacen, a través de los juegos, las canciones y relatos infantiles, el deporte o la observación del reparto de roles en su propia familia y en la sociedad en general, las chicas incorporan a su vida diaria las costumbres de dominación y de servidumbre adjudicadas respectivamente a varones y mujeres y van incorporando imágenes asimiladas inconscientemente que las van decantando hacia la aceptación sumisa y “voluntaria” de un orden social que se les presenta como un orden “natural”, y donde la asunción de mejor o peor grado de diversas formas de violencia es lo lógico por “inevitable”, dado que se les ha hecho creer que es una violencia universal, atemporal y propia de la condición humana. En nuestra democracia formal donde lo único libre es la circulación del dinero, aparecen nuevos mecanismos de control y dominio que permiten guardar las apariencias de respeto a la libertad y autonomía de las personas: se sustituye la represión por la seducción, la fuerza pública por las relaciones públicas, la autoridad por la publicidad, la inculcación de normas por la creación de necesidades, y así se consigue la integración y la adhesión entusiasta de los dominados a los dominadores. A las mujeres, estos mecanismos nos tienden una doble trampa: por una parte, nos creemos poseedoras de unas oportunidades que en realidad no tenemos; por otra parte, se elude el enfrentamiento, se presenta como innecesario y, por tanto, exagerado o ridículo; se conforma a la persona marginada porque se la hace responsable en último término de su propio fracaso o marginación. A las chicas se las persuade de que ir perdiendo relevancia social, ir quedándose atrás en la carrera profesional es culpa suya, de manera que ellas evitan autoseñalarse como perdedoras, y se apresuran a hacerle ascos a un feminismo que “no necesitan”. Por ello se hace indispensable que enseñemos a nuestras jóvenes cuál es el verdadero origen de sus conflictos, que les señalemos claramente por qué ellas van dejando por el camino desaprovechadas sus virtudes y potencialidades, por qué les cuesta más llegar a las elites, con qué intención se les inculca la obsesión por la talla 36, la apetencia por unos tacones de no menos de 20 centímetros. Hay que educar a las chicas para que sepan cuáles son sus derechos y cómo deben reclamarlos, para que aprendan a detectar la desigualdad. Desde luego, esto no lo conseguiremos en una sociedad que legisla para convertir los pecados en delitos, o que establece en su sistema educativo el mismo peso académico para los dogmas religiosos que para el aprendizaje de la historia o la literatura, sino volviendo a transmitir a nuestra juventud el aprecio por los objetivos de la lucha feminista contra los prejuicios y las desigualdades, en vez de las frustrantes expectativas de realizarse que les ofrece el consumismo.
Ana María Quílez
Presidenta del Colectivo Feminista Carmen Olmedo
Día de reivindicaciones de la marea violeta
Hoy día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, un año más para que las mujeres de Jaén y sus organizaciones, bajo el movimiento de “Marea Violeta ”, salimos a la calle, al grito de libertad, dignidad, derecho a ser y decidir… A seguir en el camino de lucha y reivindicación hasta conseguir, no solo la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos de vida, sino la de resultados, esa igualdad que nos hará absolutamente libres e independientes, y donde no sería posible, por ejemplo, una ley retrógrada que como la del aborto, que acaba de aprobar el Gobierno del PP de Mariano Rajoy.
Las políticas de igualdad, de España, habían llegado a ser líderes en Europa y con gran reconocimiento a otros niveles internacionales, por los grandes avances en derechos y libertades para las mujeres, en un cierto marco de un estado de bienestar, encaminado hacia su mejora. La aparición de la gran crisis, y seguidamente, la alternancia en el Gobierno, de la derecha, nos hace estar asistiendo, despavoridas, y supongo que despavoridos también, a actuaciones y acontecimientos, en una determinada línea en materia de políticas de Igualdad, que nos están llevando a un claro retroceso en conquistas esenciales de las mujeres, aplicando soluciones de hace treinta años, o más, a problemas actuales. Y esto no es todo, pues si continuamos reseñando “daños” y “retrocesos” en estas políticas, tendríamos que extendernos al “desmantelamiento del estado del bienestar” que para todas las personas, mujeres y hombres, está teniendo unos efectos perniciosos, de forma y consecuencias peores, a las mujeres…
Tenemos un mal panorama y peor futuro, cuando, aplicando políticas restrictivas, en lo económico y en lo político, se centran en educación, en sanidad, en dependencia, en el aborto, en el empleo, no bastando con habernos —a todas y todos— reducido la capacidad de su acceso, sino que estas nuevas políticas de reforma laboral están ocasionando que aumente la segregación ocupacional la temporalidad y contratación parcial, de entre lo poco, que las mujeres podíamos aspirar… Estamos ante una discriminación múltiple, ante un reforzamiento de ese techo de cristal, que aún se mantenía, pese a los grandes avances que se habían conseguido en materia de Igualdad, pues el anhelo y conquista de la Igualdad Real estaba por llegar, pero se seguía haciendo camino.. Ahora, ese camino, no solo se ha cortado de raíz, como el crecimiento de lo público, sino que en “caminos y hechos” consolidados y asumidos por una sociedad respetuosa y digna se está “deshaciendo”.... Vamos para atrás.
Por todo ello, ¡cómo no vamos a echarnos a la calle, mujeres y hombres —porque también contamos con muchos y cada vez más, compañeros que comparten con nosotras, la necesaria justicia social—, alzando la voz al grito de ¡basta ya! ¡Ni un paso atrás!.
Las mujeres de Jaén nos estamos organizando para combatir estos retrocesos, la marea violeta aquí, ya es una realidad..., organizaciones y agrupaciones de todo tipo, de mujeres, estamos trabajando en ello y hoy, día 8 de marzo, lo vamos a evidenciar.
Paqui López Rosa
Secretaria de la Mujer Unión Provincial de CCOO Jaén
Con nuestros derechos ¡no se juega!
Este 8 de marzo no es otro más en el calendario. Esta fecha ha sido siempre de celebración y de reivindicación, pero lamentablemente estos últimos años se ha pasado de la celebración a la reivindicación pura y dura. Las mujeres estamos soportando, por parte del gobierno del PP, ataques a nuestra libertad que antes ningún gobierno se había atrevido a hacer. Estamos sufriendo la exclusión del mercado laboral, están eliminando la ley de la dependencia, con lo que nuestros hijos y mayores siguen bajo nuestros cuidados, quieren reformar la ley del aborto, endureciendo los pasos y quitándonos un derecho que nos pertenece y que nadie debe de interferir en esa decisión, estamos emprendiendo la vuelta a los cuidados del hogar, en definitiva, pareciera que estamos en la España de los años cincuenta, donde la mujer dependía económicamente de su familia y esperaba el matrimonio como única salida del hogar y pasaba a “depender” así del marido. Dependencia económica que conlleva otras circunstancias, como que muchas mujeres se vean obligadas a soportar situaciones de violencia de género que, lejos de desaparecer, seguirán perpetuándose.
En los últimos tiempos vemos cómo las mujeres que encuentran un empleo, este es más precario aún que la siempre precariedad asociada al empleo femenino. El que “aguanta porque esto es lo que hay” se convierte en el pan nuestro de cada día, un pan con el que ya no nos quedan dientes algunos para roer. Precariedad laboral, acoso sexual, discriminación salarial, machismo, maltrato, explotación… Son palabras que deberían de haber desaparecido de nuestro presente, por desgracia con las políticas de este gobierno, las mujeres estamos regresando a tiempos que pensábamos ya superados y a unas situaciones parecidas a países del tercer mundo.
¿No habíamos avanzado? ¿No teníamos derechos? ¿No habíamos conseguido “igualdad”? Lamentablemente parece que todo lo conseguido, este gobierno de un plumazo lo ha borrado, insuflando un aire machista y rancio a toda política que lleva a cabo. CC OO exige a este gobierno, que dé una buena vez de la cara por más de la mitad de la población, que somos las mujeres. Que tome medidas y políticas que nos garanticen un empleo con derechos, que retire la reforma laboral, que dote económicamente la ley de la dependencia y por supuesto que retire la reforma de la ley del aborto. Nosotras, las mujeres, no somos sumisas, aunque ellos nos prefieran así, y no estamos dispuestas a volver al lugar que nos tienen preparado. Somos mujeres valientes, trabajadoras, que queremos tener un presente y un futuro digno, y esto solo puede ocurrir si tenemos un empleo con total garantía, no porque seamos mujeres sino porque nos pertenece por derecho propio y ¡con nuestros derechos no se juega!
Mariola Fernández
Miembro de la Comisión de Igualdad del Copao
Que un día como hoy, en pleno 2014, en una gran parte de la ciudadanía no se conozca el significado del término feminismo es, cuanto menos, preocupante. Que en las tertulias sobre el término haya que dirimir si es positivo o no para la sociedad en general es, a estas alturas, un caballo de batalla que se resiste. En este sentido la finalidad de estas líneas es acercar a todos y todas, la importancia de vivir en igualdad de condiciones. ¡Y esta forma de vida es feminista! En dichas condiciones, se recogen todas las particularidades que abarca el ser, el estar. El poder disfrutar conscientemente de elegir la dirección deseada sin temor al qué dirán, a qué vendrá o a reprocharnos que no fuimos “capaces de”. Para lograr este cometido, la Psicología recientemente ha incorporado una estrategia más completa para hacer frente a las necesidades que hombres y mujeres plantean. Esta estrategia consiste en incorporar la perspectiva de género para atender las necesidades y demandas de los/las usuarios/as. Esto es debido, a que se hace necesario para mostrar las estrategias psicológicas precisas a la hora de trabajar la adaptación social, superar estereotipos o sexismos tradicionales que son heredados de una cultura basada en la medida de lo masculino. Por tanto, para que la gente pueda ser más feliz hay que educar y socializar en un espacio de igualdad de oportunidades por y para todo el mundo. Pero un espacio que sea realmente tangible y que no se quede en papeles o aspectos formales que no se materializan en valores y símbolos de una sociedad. Como símbolo, el género es un concepto social que abarca a hombres y mujeres y que psicológicamente no afecta por igual a ambos. Es más, no hay una conciencia clara sobre qué significa que algo es “una cuestión de género”, como por ejemplo queda claro en frases coloquiales tales como: “Eso es cosas de mujeres”. En este sentido, las connotaciones psicológicas que se manifiestan en uno y otro sexo, a tenor de su rol de género, deben ser recogidas y tratadas por la Psicología para favorecer una adaptación social y personal más positiva. Especialmente cuando una parte de la población sufre discriminación solo por ser de “sexo-género femenino”, reflejando esta su máxima expresión en la violencia de género. Para este cometido se ha creado la Comisión de Igualdad del Colegio de Psicología, cuya sede en Jaén arranca este 2014 con la agenda llena de trabajo e ilusión. En un día como hoy, os invito a reflexionar sobre cómo os gustaría que fueran los valores y símbolos en vuestra sociedad.
Juana María Morcillo
Miembro de la ONG Adelante
La quiebra de la igualdad en pleno siglo XXI
Cada 8 de marzo, conmemorando el Día Internacional de la Mujer, reivindicamos desde la ONG Adelante, unida al movimiento Marea Violeta de Jaén, que, en la actualidad, la situación de la igualdad no es del todo real y efectiva, y aún existen múltiples desequilibrios. Exponemos, por tanto, que la igualdad de género, el empoderamiento, el respeto total de los derechos humanos de las mujeres y la erradicación de la pobreza son esenciales para el desarrollo económico y social de la sociedad española, pero destacamos de forma especial la comunidad autónoma de Andalucía.
Del mismo modo, señalamos que las mujeres han sufrido discriminaciones históricas en las que quedaban excluidas en términos de igualdad de oportunidades, sin embargo, los procesos hacia la igualdad comienzan a asegurar en nuestra sociedad el respeto de las diferencias que pudieran existir entre mujeres y hombres y su evolución, aunque se hace necesario seguir trabajando para paliar las “discriminaciones múltiples” que generan las situaciones de desigualdad estructural. Asimismo, desde que la ONU asumiese la conmemoración del Día Internacional de la Mujer hasta nuestros días, la situación de las mujeres ha sido uno de los cambios sociales más significativos, considerándose favorable para el conjunto de la sociedad. No obstante, las desigualdades entre mujeres y hombres persisten, y todavía queda el desafío de recorrer la distancia entre la igualdad formal y el ejercicio de los derechos que la consagran. Por lo tanto, exponemos que la igualdad real sigue siendo aún un espejismo y la fecha de la conmemoración del 8 de marzo sigue siendo necesaria para realizar un balance que trate el estado actual de los derechos de las mujeres alertando sobre los retrocesos que en la actualidad estamos padeciendo. A este tenor, nos sobran los motivos para la lucha, pero particularmente en la sociedad española, las causas por las que debemos rebelarnos las mujeres son múltiples, y señalamos como muy importantes:
—La precariedad laboral y/o la brecha salarial entre mujeres y hombres.
—La desigualdad de oportunidades en el ámbito doméstico, laboral y social.
—La feminización de la pobreza.
—La sobrecarga e invisibilidad de los cuidados formales e informales.
—La ausencia de corresponsabilidad en el trabajo doméstico y de cuidados.
—La violencia machista.
—La cultura patriarcal.
—La ley del aborto.
—La represión del derecho a la identidad personal.
—La expropiación del cuerpo, entre otros.
Es por ello que debemos reforzar la dimensión de la igualdad entre mujeres y hombres, dentro de estrategias que velen por la existencia de la integración de la perspectiva de género en todas las políticas públicas y en todos los ámbitos de actuación, que afectan de forma especial al papel de las mujeres y de su participación en la toma de decisiones sobre asuntos que interesan a toda la ciudadanía. Por lo tanto, exponemos que es importante reflexionar y pensar en aquellas cosas que quedan por cambiar, y celebrar los actos de valentía y de determinación de las mujeres, que han llegado a desempeñar un papel extraordinario en la historia de sus países y de sus comunidades.
Sabemos que aún hay obstáculos, y nos comprometemos a salvarlos, a cambiar de enfoque y comprender que los derechos de las mujeres son parte integrante e indivisible de los derechos humanos, y que tenemos que respetarlos, defenderlos y garantizarlos para todas las niñas y mujeres del mundo.
Es importante que nos acordemos hoy de las abuelas, madres, de todas las mujeres que viven en nuestro país y en especial de las que viven en otros países donde son constantemente vulnerados sus derechos y no pueden desarrollarse plenamente como personas.
Y, que en estos momentos de crisis económica, reivindiquemos los derechos económicos de las mujeres, y no demos pasos atrás en políticas de igualdad, protección y promoción dirigidas a las mujeres.
Del mismo modo, queremos manifestar públicamente nuestro compromiso de luchar y trabajar por la igualdad real y efectiva y queremos comprometernos a seguir aportando nuestro granito de arena para hacer posible una sociedad mejor, más justa e igualitaria, donde se acabe consolidando esa ansiada igualdad real y efectiva dirigida al empoderamiento de la mujer en todos los ámbitos de acción.