La magia en el lenguaje
Se están empleando los juegos de magia en los medios de comunicación para conseguir que ninguna de las preposiciones se coloquen en su sitio, respetando su significado, claro está. Y esto es difícil de entender, porque si a todos nos han enseñado a hablar en casa y a leer en la escuela correctamente, no se sabe por qué será que en un determinado momento hay quienes entran en estado catatónico y empiezan a hablar en jerigonza.
Las mayores perrerías se la hacen a la a, que la cambian por para, hasta o la que antes se les venga a la cabeza, o simplemente se volatiliza: “No los dejan ver (?) sus familias”, “La ola alcanzó (?) varios coches”, “No les gusta matar (?) los animales”, en lugar de ver a, alcanzar a o matar a, como tiene que ser con estos verbos y otros muchos. Hasta tal punto se han vuelto locos que ya he leído “Matar (?) un ruiseñor”, amputándole la preposición al título de esta obra.
Y ocurre con el pronombre personal se otra cosa sorprendente. “La niebla (?) levanta”, “Si el campo (?) seca….”, “El hielo (?) derrite”, “Las patatas (?) cuecen”, etc. Pero en estos casos, es un objeto inanimado el que realiza la acción; y, por tratarse de verbos pronominales, que llevan pronombre, como levantarse, secarse, derretirse, no puede separarse del verbo, está integrado en él: la patata no cuece sola, se cuece. Los artículos, en general, se suprimen también: “Hablar a (?) cámara”, “En (?) Pirineos”, “Se juega por (?) banda derecha”; en otros casos han surgido de la nada: “Morirse de la risa”, “Me está entrando el hambre”, y “El propósito de la enmienda”. Otras veces se cambia el género a voluntad: “Las millones de criaturas” está mal, porque millón es masculino y lo correcto es decir “Los millones de criaturas”. Con lo de “treinta y un” personas y “cuarenta y un” casas me dan escalofríos, porque hay que tener valor para no hacer concordar el género del numeral con el del sustantivo.
Pero el trueque de palabras que más me ha sorprendido, ocurrió hace tiempo con una serie de varios capítulos dedicados a la vida de Miguel Hernández en televisión. El actor, en el papel del poeta, lee ante un grupo de personas la Elegía a Ramón Sijé: “En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, a (!) quien tanto quería”. Hacer la serie debía suponer un compromiso con la figura de Miguel Hernández, y conocimiento de su obra. Sin embargo, desde mi punto de vista no es baladí, habían dicho a en lugar de “con quien tanto quería”. Esta preposición dice mucho más y engloba el significado de la otra. Pensando en cómo fue posible ese desliz, imaginé que a la hora de transcribir el poema en un papel, para que lo leyera el actor, alguien pensó que era un error de impresión, que tenía que ser “a quien tanto quería”, que parece lo más lógico. Le enmendó la plana al poeta, así se quedó sin que nadie lo corrigiera, y así se estrenó en televisión. Yo creo que en este caso, más que juego de magia fue cosa de brujería.
Juan de Dios Jódar es funcionario