La lluvia alivia los pantanos con más volumen de agua embalsada
Las últimas lluvias caídas sobre la provincia han supuesto un importante empujón a las reservas hídricas, un auténtico alivio para los pantanos, exhaustos por un largo verano que dejó hasta prácticamente la llegada de este temporal temperaturas auténticamente primaverales.
Los embalses se recuperan hasta el punto de que algunos tienen que abrir sus compuertas para disminuir el volumen, en un espectáculo visual digno de no perderse. En la última estadística se apunta que se encuentran al 56,9 por ciento de su capacidad, una cifra no demasiado elevada, pero que da un margen de tranquilidad. Y la previsión es que sigan las lluvias durante unas cuantas jornadas más, con lo que ese porcentaje puede verse incrementado en los próximos días.
Pero, la realidad demuestra que toda moneda tiene su cara y su cruz. El agua también hace daño y de eso pueden dar fe los alrededor de dieciocho mil vecinos de los municipios de Mengíbar, Villatorres, (Torrequebradilla y Villargordo) Cazalilla y Jabalquinto, que se encuentran desde el pasado viernes sin agua potable en sus grifos por culpa de la rotura de una tubería a causa del temporal. Resulta paradójico que media provincia esté inundada, mientras estas familias no tienen agua en sus grifos. Las obras comenzaron el mismo sábado, pero todavía no se ha podido restablecer el suministro, si bien la empresa cree que hoy podría estar subsanado el problema, siempre y cuando no surjan imprevistos propios de la mala climatología. También, en la actual campaña de recogida de la aceituna no se deja de mirar al cielo, porque mientras llueve, no se puede salir al campo a echar el jornal y, por tanto, se cobra muy por debajo de lo previsto. En este asunto es más que evidente que nunca llueve a gusto de todos, aunque cuando la normalidad se haya restablecido, el balance será positivo. El agua siempre es un tesoro.