La Justicia da carpetazo al caso de un "niño robado" en 1963

Es el mayor varapalo que me he llevado en mi vida”. Así ha reaccionado el granadino Julio Ramón Fernández al conocer que un Juzgado de Jaén ha dado carpetazo a la denuncia que presentó en 2012 al sospechar que fue “robado” a su familia biológica poco después de nacer.

31 oct 2014 / 09:38 H.

La juez Carmen Ballesteros, de Instrucción número 4, ha realizado varias diligencias y ha recopilado pruebas que la han conducido a un callejón sin salida: “No hay indicios de criminalidad”, sostiene la magistrada en un auto, en el que también alega que cualquier delito que se pudiera haber cometido estaría ya prescrito. “Es que prácticamente, no se ha podido hacer nada porque nos hemos encontrado demasiadas puertas cerradas”, explica el protagonista de esta rocambolesca historia.

Y es que Julio Ramón Fernández sospecha que es un “niño robado”. Sabe a ciencia cierta que su padre, un vecino de Granada, pagó por él unas 300.000 pesetas a los pocos meses de nacer, en 1964. Siempre barruntó que había sido adoptado. No tenía pruebas, solo vagas conjeturas. Así que decidió buscar la verdad. En mayo de 2011, acudió al Registro Civil de Jaén, la ciudad en la que nació según su documentación. Pidió su partida de nacimiento. Todo era normal, excepto dos detalles que llamaron su atención: estaba inscrito fuera de plazo y como lugar donde vio la luz por primera vez figuraba el antiguo Hogar Infantil de La Victoria, una especie de orfanato que existía en la capital para niños abandonados.

A partir de ahí, Julio Ramón Fernández habló con su padre, quien le confesó que, literalmente, lo compró por 300.000 pesetas. También le admitió que una monja lo había mandado hasta la casa de niños expósitos de Jaén. La investigación no se paró ahí, pues quería poner nombre y cara a sus padres biológicos. Así que acudió al archivo de la Diputación Provincial para buscar los documentos que hubiera a su nombre. No había nada. A la sorpresa inicial se sumó una mayúscula. Al facilitar los nombres de sus padres adoptivos, la funcionaria del archivo le dijo que esas personas tenían un hijo, pero que no se llamaba Julio Ramón Fernández, sino Juan Carlos Muñoz Herrera: “Toda mi vida se desmoronó de golpe”, sostiene.

Con el paso de los meses, este hombre consiguió reunir los documentos que demuestran que tiene una doble identidad: dos partidas de nacimiento distintas, dos fechas de nacimiento y dos certificados de bautismo. Uno de estos documentos, según todos los indicios, fue falsificado “a posteriori” para dar apariencia de legalidad a la compra de un bebé que realizó su padre adoptivo. “Parece ser que lo hizo un antiguo trabajador del Registro Civil”, explica.

Julio, además, sospecha que fue un niño robado, que su madre biológica no lo abandonó: “Yo pienso que a mi madre le dijeron que yo había nacido muerto y, simplemente, me vendieron a otra familia que quería adoptar”, sostiene. En ese punto, interpuso la denuncia que ahora acaba de ser archivada.

No obstante, Julio no se desanima. Todo lo contrario. Está empeñado en encontrar a su familia biológica. El problema es que no conoce el nombre de su madre ni de otros parientes y la única manera de localizarlos es indagar en los archivos de los antiguos hospitales de Jaén o en los libros de bautizo de la iglesia de San Isabel, donde recibió el sacramento por dos veces. “Esas puertas se me han cerrado. No han querido o no han podido echarme un cable”, matiza. Julio Ramón pide ayuda a la desesperada: “Mi madre ingresó el 4 de noviembre de 1963 y dio a luz el día 14 en el hospital de Jaén. Por lo poco que pesé, creo que pude tener un gemelo o un mellizo. Ruego a cualquier persona que pueda saber algo que se ponga en contacto conmigo”, concluye.