La Junta multa a las aceiteras que engañaban con solo 2.500 euros
Enrique Alonso/Jaén
La Dirección General de Consumo de la Junta de Andalucía sanciona a las 17 aceiteras que engañaron a los consumidores —vendían un zumo peor del que anunciaban en la etiqueta— con 2.500 euros. Hay 5 empresas que ya han pagado y cierran así el procedimiento. El resto tiene hasta el 5 de noviembre.
La Dirección General de Consumo de la Junta de Andalucía sanciona a las 17 aceiteras que engañaron a los consumidores —vendían un zumo peor del que anunciaban en la etiqueta— con 2.500 euros. Hay 5 empresas que ya han pagado y cierran así el procedimiento. El resto tiene hasta el 5 de noviembre.
Es una mala noticia para el aceite y, sobre todo, para los olivareros, almazareros y cooperativistas honrados porque demuestra que engañar al consumidor sale muy barato. Las 17 aceiteras sancionadas por la Consejería de Salud porque el producto que metían en el envase era peor de lo que decía la etiqueta, prácticamente, se van “de rositas”. Pagarán 2.500 euros, y listo. De hecho, solo quedan 12 por abonar este importe porque las otras 5 ya lo han hecho. Además, la Junta de Andalucía no desvelará los nombres de las empresas que fueron descubiertas en esta investigación, que se puso en marcha porque se sospechaba que algunos de los caldos que se vendían en las tiendas no eran virgen extra, pese a que se publicitaban y se comercializaban de esta manera.
La Dirección General de Consumo retiró 24 lotes del mercado para velar por los derechos económicos de los consumidores, pero aclara que nunca hubo engaño intencionado ni peligro para la salud. De ahí que señala que nunca hubo fraude, sino una falta de carácter leve. Además, la Consejería de Salud, en un comunicado, dice que solo se ha producido una merma de las cualidades organolépticas de los aceites analizados —el sabor resulta más fuerte—, pero las propiedades físicas y químicas son correctas. Asimismo, atiende las pruebas presentadas por las marcas afectadas, que determinan que, cuando se envasó el aceite, la calidad era la adecuada, por lo que la merma de calidad pudo deberse a unas condiciones de conservación y almacenamiento inadecuadas. La Junta añade que el aceite es un producto natural que necesita conservación en un sitio fresco e impermeable a la luz. Sin duda, un fenómeno que puede ocurrir, pese a que hay otras aceiteras que se exponen a las mismas condiciones ambientales en los puntos de venta y, en cambio, no les ocurre o, dicho de otro modo, dicen que venden virgen extra y, cuando se analiza el producto, lo es. No obstante, la Dirección General de Consumo atiende la consideración de que fue de forma accidental, que es la que ya tiene carácter de oficial. De ahí que se ha de precisar que estas 17 marcas de aceite “pilladas” no cometieron fraude con los consumidores, sino engaño. Además, según la investigación, lo hicieron “sin querer”.
Asimismo, tampoco habrá castigo por parte de los consumidores porque la Consejería de Salud no hará públicos los nombres de las marcas. Se atiene a la Ley de Defensa de Protección de los Consumidores, que manifiesta que, si no hay riesgo para la salud, no es preceptivo hacerlo. En cambio, los olivareros —organizaciones como UPA mantienen una cruzada en este sentido— siempre han dudado de la calidad de algunos aceites o apuntaban que se producía “venta a pérdidas”, lo que dinamitaba el precio a la baja y, consecuentemente, tiene a los olivareros “en pérdidas”.