La jiennense de hoy: activa, independiente y preparada
Manuela Rosa Jaenes
Son activas, preparadas, tienen las ideas muy claras y una impresionante visión de futuro. El perfil de la jiennense actual responde a una mujer de unos treinta años, recién casada, con una licenciatura y un trabajo o, al menos, con perspectivas de tenerlo. Ya no tiene que demostrar nada en la vida.
Son activas, preparadas, tienen las ideas muy claras y una impresionante visión de futuro. El perfil de la jiennense actual responde a una mujer de unos treinta años, recién casada, con una licenciatura y un trabajo o, al menos, con perspectivas de tenerlo. Ya no tiene que demostrar nada en la vida.
Es ilusionada e ilusionante. No importa que sea de la ciudad o del mundo rural. Tampoco hay que tener en cuenta la edad. Es así en todos los aspectos. Su imagen se aleja de la de hace dos décadas, cuando su desempeño siempre estaba ligado a su función reproductora. Entonces era el eje de la familia en las tareas del hogar y la crianza. Tanto la educación como la responsabilidad de los hijos recaían en ella. Su papel no ha estado ajeno a los cambios económicos, políticos y sociales vividos por la sociedad y, hoy en día, el cambio es sustancial y evidente.
La coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer en Jaén, Natividad Redondo, diferencia entre las jiennenses que tienen una media de cincuenta años y las que rondan los treinta. En cuanto a las primeras, califica de “espectacular” el cambio experimentado en los últimos veinte años. En este sentido, explica que el mayor logro consiste en la agrupación en asociaciones para manifestar sus inquietudes y modificar su percepción de la vida, algo que repercute en sus familias. De esta forma, surge un nuevo modelo de mujer en la que fijarse. “Además, cada vez participan más en la política, ya sea en sus pueblos o en su ciudad, lo que les hace creer más en sus posibilidades”, añade. En cuanto a las segundas, las jóvenes, Natividad Redondo señala que son mayoría las que están en la Universidad e, incluso, incorporadas al mercado laboral. Tienen otros modelos de vida. Por ejemplo, formar una pareja es más prioritario que casarse.
crisis. Un estudio de la Fundación Adecco señala que las jiennenses son las que dan la cara ante la crisis, ya que el doble de mujeres que de hombres buscan un empleo. Las turbulencias económicas también les afecta, aunque lo cierto es que el número de hombres en paro creció más del doble que el de las mujeres el año pasado. La situación coyuntural acelera la incorporación de la mujer al trabajo, de tal forma que aumenta la tasa de actividad femenina mientras la masculina se estanca. La conclusión principal que se extrae es que las jiennenses se convierten en un motor imprescindible para el desarrollo económico de la provincia de Jaén, especialmente durante la crisis.
La media de edad de las mujeres que acceden, por primera vez, a un trabajo oscila entre los 18 y los 30 años en un 58,1%. Se trata de un dato superior a la media nacional (53,1%) y confirma que las jóvenes son un potente catalizador del mercado de trabajo y que despuntan como fuerza laboral, ya sea por su interés por acumular experiencia y consolidarse como profesionales o por su mayor adaptación a los horarios y necesidades de cada sector. El problema está en la jiennense que supera los 40 años, donde se produce un descenso en la contratación. Lo que sí es cierto, a tenor del estudio citado anteriormente, es que las trabajadoras jiennenses siempre tienen estudios. A pesar de la crisis, el sector servicios es el que despunta como el mayor generador de empleo femenino, seguido de la hostelería.
La coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer en Jaén hace hincapié en la importancia del tejido empresarial femenino en la provincia, auspiciado por servicios públicos de la Junta de Andalucía. “Jaén tiene una red de mujeres jóvenes que han terminado su carrera y han decidido crear su propia empresa”, comenta. Se trata de firmas empresariales que, en tiempos de crisis, se mantienen más vivas que nunca y que, además, aportan diversidad al conjunto de la economía jiennense.
Son mujeres que ya están casadas, que tienen entre uno y dos hijos, una licenciatura o diplomatura y que continúan con su formación, a pesar de trabajar y de “tirar del carro” del hogar. Porque, en este sentido, todavía queda camino por recorrer, ya que los estudios consultados coinciden en que las mujeres son las que llevan el peso de la familia, aunque trabajen fuera.
violencia. También la sociedad jiennense experimenta cambios en cuanto a la violencia doméstica. En este sentido, Natividad Redondo apunta que, antes, se veía como una cosa habitual en el ámbito familiar. Hasta que comenzaron a surgir las redes sociales, a principios de la década de los noventa, y empezaron a brotar las consultas y las denuncias. En 1989 se podían contar con los dedos de las manos las asociaciones de mujeres y, en la actualidad, hay 245 en toda la provincia. El resultado es que la violencia doméstica es más visible a todos los niveles, lo que no quiere decir que se produzcan ahora más casos que antes. La coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer en Jaén afirma que también ha cambiado el perfil de las mujeres que acuden a denunciar. Hoy en día, están más preparadas y son más jóvenes. También aparecen inmigrantes que viven en el territorio jiennense. Sirva como ejemplo un dato: el 9 por ciento de las 792 denuncias que se presentaron el año pasado procedía de mujeres extranjeras. El panorama de la mujer jiennense experimenta un continuo avance.
MARISA GALLARDO PÉREZ
Es hija única y madre de doce hijos. Sabe lo que es criar niños y ayudarles a crecer. Su casa siempre fue y es un ir y venir de gente. Nunca está segura de cuántos se sentarán a comer en la mesa, a pesar de que ya sólo le quedan cuatro conviviendo con ella, su madre y su marido. Marisa Gallardo nació en Málaga, pero desde muy joven vive en Jaén. Dice que siempre tuvo claro que quería tener cinco hijos, pero su familia se hizo más numerosa de lo previsto, hasta llegar a trece (una murió con nueve meses), lo que la llena de satisfacción. Con ironía se define como “directora de hogar”. Es feliz con su profesión, aunque le haya costado esfuerzo y sacrificio. Es un ejemplo de mujer coraje, no sólo por haber sido tantas veces madre, sino también por ser un modelo de optimismo. La décima hija tiene Síndrome de Down y, desde el primer día, no ha dejado de luchar por ella.
“Soy feliz con mis doce hijos”
LONGINA GARCÍA LARA
Es un modelo de mujer luchadora. Longina García, de Peal de Becerro, es un ejemplo de fortaleza. Dice que su vida da para un libro. No le faltan razones. Desde pequeña se vio obligada a superar los obstáculos de una discapacidad motivada por una artrogriposis que le afecta a las extremidades inferiores y superiores. Necesita ayuda para las cosas sencillas, pero, después de una batalla constante por superarse a sí misma, ha conseguido vivir con autonomía. El primer gran paso en su trayectoria fue cuando llegó la hora de ir al instituto de Cazorla en transporte público no adaptado. Pudo hacerlo gracias al apoyo de su familia y de sus amigas. El segundo paso fue la Universidad. En un principio era impensable que pudiera estudiar una carrera, pero lo consiguió. Alicia Martínez, trabajadora social de Fejidif, le abrió las puertas a un mundo desconocido. Estudió Relaciones Laborales y desde hace siete años vive sola. Ahora lucha por encontrar un empleo. Esa es su meta. Las demás las tiene superadas.
“Me he superado a mí misma”
MARÍA ANTONIA NAVARRO CLEMENTE
Tiene cuarenta y ocho años y es estudiante de profesión. Esta linarense es otro ejemplo de mujer coraje. Sabe lo que es el esfuerzo. María Antonia Navarro no estudió cuando era una niña, por circunstancias personales, y lo hace ahora, cuando tiene tiempo para ella. Relata que su madre murió cuando tenía dieciocho años, lo que le obligó a hacerse cargo de su padre y de sus hermanos. Se convirtió en ama de casa hasta que se casó cinco años después y continuó con esta profesión. Fue cuando su hija se matriculó en la Universidad el momento en el que decidió comenzar su vida de estudiante. Dice que se matriculó en Educación Secundaria, después en Gestión Administrativa, luego el acceso a la Universidad y, hoy en día, estudia el tercer año de Ciencias Empresariales. No ha terminado y ya tiene pensado ampliar su formación a Ciencias Económicas.
“Estudiando me siento satisfecha”
SOFÍA REYES BOLUDA
Tiene sólo 23 años, pero una intensa vida. Esta ubetense constituye un ejemplo para muchas personas que, por circunstancias, atraviesan por su situación. Sofía Reyes se enredó en el mundo de la drogadicción cuando era una adolescente. Dice que todo comenzó por una cuestión de imagen. Era una joven débil y sensible y, sin embargo, quería hacerse fuerte ante sus “malas amistades”. Directamente comenzó a tomar cocaína, lo que le llevó, poco a poco, a un pozo sin fondo del que, ahora, está a punto de salir del todo. Comenta que ha tenido varias recaídas a lo largo de su vida, pero desde octubre de 2007 participa en un programa de desintoxicación de la Fundación Angaro, del que está a punto de conseguir la graduación. Relata que ha pasado mucho, que es muy duro luchar contra la droga, pero, gracias al apoyo de su madre y de su hijo, ya está cerca del final feliz.
“Es duro luchar contra la droga”
SUSANA BERMÚDEZ VALDERAS
Trabaja en un mundo de hombres. Es la única mujer bombera de Jaén y se siente más que satisfecha del trabajo que realiza. Estudió las oposiciones por vocación, porque era la ilusión de su vida, y después de mucho trabajo y sacrificio consiguió su plaza en el Parque de Bomberos de Jaén, donde se siente una más entre sus compañeros. Sus tres hijos, de 18, 16 y 12 años, son su mayor apoyo. Susana Bermúdez dice que se siente plenamente feliz desde hace dos años, cuando consiguió alcanzar la meta de su vida. Lo que más le gusta de su trabajo es, sin duda alguna, las situaciones de riesgo, a las que, como mujer y como madre, muchas veces le cuesta reponerse. “Recuerdo un caso, que tengo grabado en mi memoria, de un niño que saqué muerto de un accidente”, relata. Cuando suena la sirena es el momento que vive con más ilusión. Afirma que, “en el momento en que esté viejecita”, se dedicará a la investigación de los accidentes, porque no quiere ni pensar verse sentada en una oficina.
“Disfruto cuando suena la sirena”
PILAR PEÑA AMARO
El gran palo de su vida fue el cáncer de su madre, María Jesús Amaro, que falleció después de seis duros meses. Es enfermera de profesión, profesora de la Universidad y una hija excepcional. Lo demuestra su dedicación hacia su madre en unos momentos difíciles. Tenía 82 años, pero una vitalidad inigualable. Comenta que todo ocurrió de la noche a la mañana. De pronto, vio que tenía ictericia y decidió acompañarla al médico. En tres días, supo que tenía cáncer y que ya nada se podía hacer por ella. Sin embargo, decidió echarle valor y trasladarla a su propia casa para que estuviera cómoda. Pilar Peña estuvo seis meses junto a ella. Recibió el apoyo de un médico y un enfermero de la Asociación de Lucha Contra el Cáncer, Jose y Luis, a quienes siempre llevará en su corazón. Ellos le ayudaron en todo, tanto en lo sanitario como en lo moral, con una ternura sin límites.
“El cáncer de mi madre fue un palo”