La jauría y la pena de la Pantoja
La condena y salida de Isabel Pantoja del juzgado fue un espectáculo lamentable, muy acorde con el personal de baja estofa, protagonista de una trama corrupta que saqueó Marbella con luz y taquígrafos. El ídolo caído probó una especialidad patria ruin y nada civilizada: el tumulto, la greña, la bulla.
Proliferan desde antiguo estos jaleadores profesionales —una especie de “mocitos felices”— que lo mismo te regalan un ramo de flores que te arrancan los pelos de la cabellera. Bajo el amparo de la masa, en el mismo día te gritan “guapa” en la puerta del juzgado y al salir el adjetivo se torna en “guarra”, en un resorte visceral que anida en el cabreo, la frustración y el “ahora me toca a mí”. Un ADN bárbaro que aflora a poco que nos dejan y lo extraño, en este caso, es que el cordón policial fuera tan tibio que permitiera tan deplorable imagen. Ningún cargo policial, por el momento, pide disculpas, ni habrá sido llamado al orden. Los medios de comunicación, de camino, también podríamos replantearnos el lugar en ese “paseíllo” de una Pantoja en apuros. Entre esto y un incomprensible programa especial para mayor gloria de la desvalida coplera defraudadora el día fue para olvidar. Aunque, al margen del episodio, lo grueso está en la sentencia: condenada por blanqueo de capitales a 24 meses de prisión y a una multa de más de un millón de euros. La tonadillera, en principio, no iría a la cárcel y eso es otra pena, entendida como lástima, porque da fuerza a quienes entienden que los ricos, aunque lloren, lo hacen menos, y que existe Justicia a la carta. Una interpretación judicial, sin embargo, sí llevó a la trena a los condenados del caso Pallerols (año y medio de pena) por aquello de “prevención general de la corrupción”. Suena bien de muletilla jurídica y con un corta y pega, de esos que salpican algunas sentencias, se podría saciar el hambre y sed de justicia de este pueblo atropellado. Esa sí que sería una letra pegadiza por “prevención general...”, pongamos por caso, señor duque: Qatar queda lejos, pero la Modelo de Barcelona está ahí mismo.
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