La ira de un padre obcecado por el fallecimiento de su hijo
Mariano N. C., de luto y hecho un manojo de nervios, aguardaba en el pasillo de la Audiencia para entrar en la sala de vistas. A su lado, y también de negro riguroso, su esposa trataba de calmarlo, mientras ambos escuchaban a su abogado. Apenas cinco minutos después, este vecino de Peal de Becerro aceptó una condena de dos años de prisión por atropellar de forma intencionada a un hombre al que culpaba de un accidente en el que falleció su hijo. Básicamente, se tomó la Justicia por su mano en un momento de obcecación y arrebato causado por haber perdido a su ser querido, tal y como se reconoce en la sentencia dictada ayer por conformidad.
Esta dramática historia arranca el 9 de noviembre de 2011 en un cruce de calles de Peal de Becerro. Ese día, se produjo un choque entre un todoterreno y una motocicleta. El motorista resultó herido y murió tres días después en el Hospital San Juan de la Cruz. El fallecido era el hijo de Mariano N. C. “Desde ese fatal momento, el acusado fue desarrollando un deseo de venganza” contra el conductor del vehículo.
Así que, un año después del accidente, Mariano N. C. arrolló al hombre al que culpaba de la muerte de su hijo. Al volante de una furgoneta Renault Kangoo, divisó a la víctima en la Avenida Juan Carlos I de Peal cuando abría la puerta de su coche. Entonces, giró el volante hacia la derecha y embistió al otro hombre, que quedó atrapado junto a la puerta delantera. Un informe del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de la Guardia Civil determinó que el vehículo del procesado se desvío 30 metros de su trayectoria natural, que no dejó huellas de frenada y que no se halló fallo mecánico alguno en la furgoneta.
Ese dictamen de los especialistas del Instituto Armado sirvió como prueba a la Fiscalía para acusar a Mariano N. C. de un delito de homicidio en grado de tentativa. Pero es que, además, el Ministerio Público también se apoyó en lo que ocurrió después del atropello. El acusado se bajó del coche con un bate de madera y se dirigió hacia el herido: “Te voy a matar, con esta parte del coche mataste a mi hijo”, lo amenazó. Otras personas lograron sujetar al agresor, que fue detenido y pasó diez meses en prisión.
Por estos hechos, el fiscal solicitó 6 años de cárcel, mientras que la acusación particular, ejercida por la víctima reclamaba 8. Finalmente, Mariano N. C. reconoció los hechos y aceptó una condena de dos años que queda suspendida a condición de que no vuelva a delinquir. Se le aplica las atenuantes de obcecación y de reparación del daño, pues ya ha hecho frente a la indemnización fijada para la víctima —4.635 euros—.
“¿Esto es solo por lo del atropello?”, preguntó el acusado al presidente del tribunal. Pío Aguirre le contestó afirmativamente. Y es que este hombre, vestido de luto, quiere reabrir la causa judicial para aclarar el accidente en el que su hijo perdió la vida. Un proceso que fue archivado por el Juzgado de Cazorla: “Solo queremos saber qué pasó y cómo ocurrió”, concluyen sus familiares.