La investigación se amplía a más vecinos de Benita Callejas


La investigación no está, en absoluto, cerrada. Las diligencias permanecen bajo secreto de sumario y, un mes después, aún quedan por esclarecer detalles de la razón por la que Benita Callejas, de 19 años, decidió escapar de su casa. Poco se sabe de los avances del caso. Solo, por el momento, que varios vecinos de Arquillos están siendo interrogados, según confirman fuentes cercanas a la investigación, y no se descarta la imputación de más personas en relación con el delito de corrupción de menores, uno de los tres que ya se le imputan a la madre de Benita y a su padrastro, en prisión provisional que decretó el juez, tras tomarles declaración, hace hoy veintiséis días.

06 ago 2014 / 22:00 H.

Los otros, agresión sexual y lesiones. Un asunto “muy delicado”, insisten los investigadores. No en vano el mutismo es absoluto. Al igual que entre los vecinos de Arquillos. No saben y no quieren hablar.
Un mes exacto hace hoy que Benita Callejas Ortega se fue de su casa. Eso se supo después, al aparecer, cuatro días después, sana y salva, en el mismo municipio. Durante las cuatro jornadas anteriores, las inmediaciones fueron rastreadas por voluntarios y agentes de la Guardia Civil, sin descartar hipótesis alguna. Pero era una huida. Pero, ¿de qué? Ese era el interrogante. Los investigadores le tomaron declaración a la joven de 19 años, a su hermana mayor —que convivía en el domicilio familiar, junto con tres hermanos menores más—, a su madre y a su pareja actual, el padrastro de Benita, con el que se casó tras fallecer su padre. Ambos fueron detenidos dos días después. Se les considera presuntos autores de tres delitos: lesiones, agresión sexual y corrupción de menores. Ahí estaban, muy probablemente, las razones por las que Benita decidió marcharse.
Mientras que ellos pasaban su primer día en la cárcel, una desagradable escena se vivía en Arquillos. De su casa, salieron remolques y remolques de basura, ya que, al parecer, la mujer padecía síndrome de Diógenes. Acumulaba enseres y suciedad, entre los que vivía Benita. Los ánimos estaban caldeados y hubo un forcejeo entre familiares del detenido y vecinos.
Pasadas ya tres semanas, Arquillos parece haber vuelto a la calma. Poco se habla de Benita y su familia y menos se quiere. La sorpresa inicial llevó a la indignación, unida al bochorno por la “imagen” que se da al resto de España. Esperan, con una inquieta calma, ver cómo avanza la investigación y el dictamen del juez.

“Era una maravilla de niña, buenísima”
Les pilló de “improviso”. Arquillos no esperaba que sucediera algo así con la familia de Benita. Una vecina, que la conoce desde pequeña a ella y a su hermano, dice, que eran “unos niños maravillosos, que podrían haber llegado a ser lo que quisieran en la vida”. En los últimos años, sí es cierto, afirma, vivían aislados, se convirtieron en niños introvertidos. Tras volver a casarse su madre, a la familia, dice, “se les juntó quizá un poco todo”: los escasos recursos económicos, el paro y la exclusión social. Pero de ahí a esto, no se sabe. “No podemos opinar de lo que pasaba en esa casa”, dice. Una casa con las puertas cerradas a cal y canto hoy.