La industria panadera propicia cientos de empleos en la capital

El negocio del pan funciona en Jaén. Tres grandes líneas mantienen sus establecimientos operativos —todas llegan, como mínimo, a la decena de locales—. Dos de ellas estrenarán sitios físicos en la capital próximamente.

07 sep 2015 / 10:03 H.

El pan propicia cientos de empleos para jiennenses que desarrollan su actividad profesional en su propia ciudad. Es un nicho importante que ha aguantado el envite de la crisis. Si comienza —o ya empezó, según algunos economistas— la recuperación lo normal es que los “panes” se multipliquen: más prosperidad para un sector que, no obstante, también tiene dificultades en el mercado.
Antonio Cortés, propietario de Horno Puente Tablas, lleva en su profesión desde hace cuatro décadas. Es una voz autorizada para medir el impacto que tiene el gremio en términos de creación de empleo en la provincia. Tiene diez tiendas en la capital. Está previsto que inaugure dos este mes. Cada comercio cuenta con una media de “dos o tres” empleados en función de las características del establecimiento. “En mis negocios de la Avenida de Andalucía y de Las Fuentezuelas sí hay hasta un trío de trabajadores contratados”, apunta.
La mayoría de los empleados con nómina bajo la marca de Horno Puente Tablas son jiennenses, bien de la capital o procedentes de otros municipios. “En general son personas con edades comprendidas entre los veinte y los treinta años. Tengo un par de casos de jóvenes con apenas veinte. Pero lo más común es que los empleados estén por debajo de la treintena”, apostilla. El empresario, cómo no, está contento, satisfecho con la parte que le toca: ser un generador de puestos en un momento aún delicado. “Son unas cincuenta nóminas con ingresos todo el año. El 80 por ciento está de forma fija”, agrega.
El perfil del trabajador en Honor Puente Tablas es heterogéneo: desde personas con cualificación hasta otras con una formación exigua. “Tengo a un chaval que es biólogo y a otro con la carrera de ingeniero informático. Les gusta más este sector”, dice.
Hay empleados que acumulan tiempo en las tiendas de Antonio Cortés. Míriam Sosa, de veintiocho años, es dependienta en el negocio ubicado en la Avenida de Granada. Ya lleva cerca de un año contratada. Antes trabajó también como panadera durante un trienio. “Y hay gente que lleva ya conmigo unos veinte años. Han labrado su vida profesional en Horno Puente Tablas”, añade. La marca Panadería y Confitería A. Rodríguez, por su parte, cuenta con diez establecimientos en la capital.
momento. El verano de 2015 no pasará a la historia como uno de los más dinámicos para el sector. Es normal. No es la estación fructífera. A Cortés le preocupan otros asuntos como la presión fiscal que sufren los autónomos. “Pagamos tantos impuestos que parece que el Gobierno nos penaliza por dar trabajo”, lamenta.
La hoja de ruta para seguir “con salud” no es otra que ofertar, como hasta ahora, calidad: “Algunos precios en la capital son auténticos disparates. Nosotros apostamos por un producto único”, sentencia.