19 feb 2009 / 10:29 H.
No podemos consentir como ciudadanos libres en un Estado democrático y de derecho que la indignidad del periodismo basura en España se cebe con nuestros paisanos de Torres, con la provincia de Jaén en general, a cuentas de una cacería en Sierra Mágina con el juez Baltasar Garzón y el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, como protagonistas especiales. Dejamos claro desde el principio que un ministro no debe hacer nunca algo que no hagan sus administrados, dada su condición de responsable público del más alto nivel, y está claro que el titular de la cartera de Justicia ha hecho algo que la inmensa mayoría de los españoles no puede hacer, más en crisis, porque no dispone de dinero suficiente para costear tan onerosa y selecta práctica deportiva. Y aclarado el fundamento y sin entrar en disputas políticas de alto calibre, sí que debemos, en un ejercicio de solidaridad que por responsabilidad nos corresponde, abominar del periodismo de Madrid que se ha desplazado estos últimos días hasta Torres y señala a los torreños y a los jiennenses en sus noticieros y en sus páginas impresas como si de sospechosos de algo fuesen. Como si haber nacido en el pueblo de la montería fuese algo anormal. Es más, para esta calaña periodística, ser amigo del juez Garzón, paisano y con orgullo para quienes valoran el esfuerzo, trabajo y sacrificio de alguien forjado a sí mismo desde la humildad rural, es sinónimo de desconsideración social, casi un apestado para esta clase periodística que anclada en el amarillismo sólo busca el bien político de sus amos. Desde Jaén nos rebelamos contra la más vil de las acusaciones de hoy día, la mediática, que no da opción alguna a defenderse a nadie, porque ser de Torres debe ser una gran satisfacción, lo mismo que ser de Jaén es siempre sinónimo de orgullo supremo. Y esa bandera no permitimos que nadie la manche.