La incertidumbre planea sobre Irak y su futuro más cercano
La retirada de las tropas de combate de Estados Unidos de Irak rumbo a Kuwait marca una jornada histórica, igual que lo fue en el año 2003 el comienzo de la conocida como Operación Libertad Duradera bajo el mandato de George W. Bush bajo la teoría de las armas de destrucción masiva que supuestamente guardaba el régimen del derrocado Husein.
El tiempo dejó las cosas en su sitio y la teoría se desmoronó por sí misma, por eso la marcha atrás fue una de las promesas electorales del presidente estadounidense, Barack Obama, quien pretende retirar por completo a los militares de su país de todas las misiones en las que aún participan en diversos puntos del planeta. Así, en los últimos dieciocho meses ya han sido más de 90.000 los soldados norteamericanos que han salido del citado país árabe. Ahora, queda la gran incertidumbre de si los iraquíes serán capaces de gestionar en solitario su propio destino, aunque aún la independencia no es plena, porque quedan 56.000 soldados que se dedicarán a adiestrar a las fuerzas de seguridad del país. Hasta ahora han sido más de 4.400 los miembros del ejército estadounidense que han perdido la vida en esta guerra, además de entre 97.00 y 106.000 iraquíes, según calculan diversas organizaciones no gubernamentales. La sangría de vidas humanas ha sido prácticamente diaria, hasta el punto de que los atentados han llegado a insensibilizar de alguna manera a la opinión pública. Llegados a este punto es necesario confiar en los propios iraquíes pero, hoy por hoy, expertos analistas internacionales destacan que la paulatina despedida de las tropas es asumida con gran satisfacción por los habitantes de aquel país, gracias a su gran sentimiento nacionalista. Con todo, a pie de calle, lo que le interesa al ciudadano es ganar en un mínimo de calidad de vida y eso, probablemente, esté aún demasiado lejos.