La importancia de la letra 'n'

Ángel Plaza Chillón desde La Iruela. Hasta 1979, y a lo largo de casi tres siglos, la Real Academia Española de la Lengua (fundada en 1713) estuvo cerrada a las mujeres, dando con la puerta en las narices de talentos incuestionables como, entre otros, el de Emilia Pardo Bazán, María Moliner y, no hace muchos años, de la novelista Rosa Chacal, una de las máximas figuras de la narrativa castellana del siglo XX. Este último pecado de la RAE se produjo a finales de los años 70, cuando en teoría, este ya era un país que se había sacudido de encima la costra cavernícola del franquismo.

    26 oct 2012 / 15:01 H.

    No obstante, tras negar el pan y la sal a una figura que, como la de Rosa Chacel, llegada del exilio, olía a republicanismo, en 1979. La RAE aceptó albergar entre sus miembros a Carmen Conde. Se dice que hubo que hacer una pequeña reforma en el histórico edificio para añadir una instalación hasta entonces inexistente: un lavabo de señoras, al menos para las académicas, claro, pues secretarias y encargadas de la limpieza debían de disponer de aseo. Bien, dejando de lado detalles tan alejados del estudio de la lengua como los que afectan a los sanitarios de tan digna institución, el caso es que a partir de 1979, la entrada de Carmen Conde constituyó un hecho histórico que acabó la veda a las mujeres. Desde entonces, siete han entrado en la Academia: las novelistas Elena Quiroga y Ana María Matute, la historiadora Carmen Iglesias, la científica Margarita Dales, la escritora Soledad Puértolas y la filóloga Inés Fernández Ordóñez. Siete el 19 de marzo, día en que se votó la entrada de otra mujer, la novelista y ensayista Carmen Riera, quien ocupa la silla “n”. Su entrada es importante. No sólo por el hecho de ser mujer, con la que la RAE demuestra seguir en el intento de corregir errores pasados, sino, sobre todo, porque Riera es, además de una magnífica narradora y catedrática de Literatura Española en la Universidad Autónoma de Barcelona, una gran estudiosa de la Lengua y la Literatura. Escritora de novelas y cuentos en catalán (nació en Palma de Mallorca en 1948), ha realizado sus investigaciones y estudios lingüísticos en español. En este último aspecto, sobresalen sus estudios sobre el Quijote, en la estela de Martín de Riquier, y de Cervantes en Barcelona y, muy importante, su tesis doctoral, que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo, sobre “la escuela poética de Barcelona”, término que ella creó y que se ha asentado como referencia a la poesía de Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma y José Agustín Goytisolo. Riera irrumpió en la narrativa catalana, en 1975, con un libro (en español, “Te dejo del mal”), que se convirtió de inmediato en un superventas. Dos títulos que se han convertido en clásicos catalanes, y a los que se añadirían entre otros, y cito en español, “Una primavera” para Domenico Guarini (Premio Prudencio Bertrama 1980), Juegos de Espejos (Premio Ramón Lull 1988), la magnífica. “En el cielo y más allá” (Premio Nacional de Literatura de la Generalitat de Cataluña en 2001), “La mitad del alma (Premio Sant Jordi (2003)”y las divertidas y detectivescas “El verano del Inglés” (2006) y “Naturaleza casi muerta” (2001). Carmen Riera, será sin duda un asiento importante y activo en la RAE. Mujer elegante y de maneras exquisitas, esta escritora de talento e investigadora incansable, tiene ideas y propósitos claros, y, sin levantar la voz, y con la dulzura propia de la isla donde nació, la expresa con tesón y no se deja amilanar. Ha sido, pues una elección en la que ha ganado Riera, ha ganado la RAE, ha ganado la literatura y han ganado las mujeres que se dedican a ella.