29 dic 2008 / 23:00 H.
En una sociedad cada vez más envejecida los recursos dedicados a los ancianos deben aumentarse exponencialmente. Los esfuerzos públicos y privados van encaminados a dotar de los servicios necesarios a un colectivo numeroso en ciudades y municipios jiennenses. El último censo oficial, validado por el Consejo de Ministros, indica que en la provincia de Jaén, el número de habitantes creció en 2.696 personas y sitúa al padrón en 667.488 personas. De esta cifra, un alto porcentaje corresponde a personas mayores que requieren de atenciones que cooperativas de interés social prestan y a su vez generan nuevos puestos de trabajo. En este sentido, la residencia que se construye en el Puente Jontoya, un proyecto de la Caja de Jaén y la organización Mensajeros de la Paz, que ayer visitó la consejera de Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, supondrá la creación de casi cien puestos estables y ofertará 176 plazas y unas veinte en concepto de estancia diurna. Un paso más para que las familias puedan compatibilizar la vida laboral y el cuidado de personas que, en buena parte de los casos, sufren enfermedades como el alzheimer o minusvalías que requieren numerosos atenciones que una familia por si sola no puede dar. De ahí que la avanzada y necesaria Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a Personas en Situación de Dependencia sea una tabla de salvación para personas, la mayoría mujeres, cuya vida estaba ligada a sus familiares, sin descanso y sin retribución económica alguna. Una norma que tiene que dotarse de los suficientes medios, infraestructuras y soporte financiero para que sea plenamente efectiva. Y ni tan siquiera en época de crisis una sociedad que pretende progresar en derechos sociales se puede permitir bajar la guardia en este asunto. El modelo siempre estará en los países que ofrecen más, como los Nórdicos, y no, por ejemplo, en EE UU.