La historia se repite
José Benítez desde Jaén. Aunque la frase es muy utilizada, no por ello pierde actualidad. Basta reparar los textos de Quevedo, de Joaquín Costa, ('Oligarquía y caciquismo' es una de sus obras más comentadas), de Pérez Galdós, de Ortega y Gasset, etcétera (vean el título Andaluces contra el caciquismo, de Salvador Cruz Artacho.
Edita Centro de Estudios Andaluces, 2012). Y hoy todavía se habla de “regeneracionismo” (término muy utilizado por el ya citado Joaquín Costa). Lean la excelente Carta al Director de Antonio García Fernández (Diario JAEN 2-X-2013). Utilizando el texto de Francisco Pérez Gutiérrez, “El problema religioso en la generación de 1868. La leyenda de Dios”, (Taurus, 1975), recojo algunos textos que dedica a Pérez Galdós: “El fanatismo tiene aquí tanta fuerza que, aunque parezca vencido, pronto se rehace y vuelve a fastidiarnos a todos. Los más liberales creen en el infierno. Adoran imágenes de palo y mandan a sus hijos a colegios de curas. No sé hasta donde llegará esta revolución que hemos hecho (se refiere a la que obligó a Isabel II a abandonar el país) con tanto trabajo. Avanzará un poco, hasta que el fanatismo se le hinchen las narices y diga: “Caballeros Prim y Serrano, de aquí no pasamos”. Y en la obra “Mariucha”, cita a Rafael “es uno de los curas galdosianos con más corazón más limpio y unas ideas mas claras en la cabeza: considera que las cosas de la tierra deben interesar lo mismo que las del cielo, ironiza discretamente sobre el dinero que se gasta en mantos para la Virgen y se rebelará gallardamente ante poder divino o humano que se atribuya la pretensión de entrometerse en el destino íntimo de las personas: no pertenece a la cuerda de aquellos de sus colegas prontos a pactar con los poderosos; muy al contrario, afronta su responsabilidad en todo momento y hasta disfruta haciendo rabiar, ya que no aplastando, al feudalismo”. Se adelantó en más de cien años al Papa Francisco. Y en la revista CNT (octubre 2013) y en su editorial avanza: “Viejos compañeros vaticinaban que trasladar la representatividad de la política al mundo sindical era el fin del sindicalismo”. Ya vemos como han acabado algunos (se refiere a los sindicalistas) de UGT y CC OO, el secretario andaluz de este sindicato decía hace pocos días: si el franquismo no acabó con nosotros, tampoco lo hará la juez (Alaya, por supuesto) como pseudofuncionarios gestores del conflicto social en beneficio siempre del mantenimiento del actual modelo capitalista. Y de los bolsillos y estomago de otros (Lanzas y compañía).