La historia de un accidente

Felipe A. P. tenía 51 años cuando perdió la vida en el kilómetro 12 de la A-44, en el cruce de la carretera de Jabalquinto. La Fiscalía considera que el accidente mortal se produjo por el temerario pilotaje de otro conductor, el almeriense Antonio L. S.

11 sep 2015 / 08:12 H.

Presuntamente, circulaba con una elevada tasa de alcohol —más de cuatro veces el límite permitido— y a una velocidad “excesiva e inadecuada”. Según el Ministerio Público, esas circunstancias hicieron que no calculara bien la distancia cuando adelantó con su Audi A-4 al Seat Ibiza que conducía el vecino de Linares fallecido. Lo golpeó de forma lateral, lo que hizo que el vehículo diera varias vueltas de campana en la autovía. Felipe A. P. llegó vivo al Hospital de San Agustín y murió horas después en el quirófano.
La Guardia Civil observó que Antonio L. S. presentaba “signos evidentes” de estar bajo la influencia del alcohol. “Notoria halitosis, habla pastosa, expresión incoherente y deambulación titubeante”, describe la Fiscalía. La primera prueba, realizada con un etilómetro apenas una hora y diez minutos después del accidente, dio positivo. Presentaba 0,82 miligramos de alcohol por cada litro de aire espirado. Un cuarto de hora después, el conductor del Audi volvió a soplar: 0,87 miligramos fue el resultado.
Antonio L. S. fue trasladado al hospital, donde los sanitarios le extrajeron una muestra de sangre. Fue analizada en busca de sustancias tóxicas. Según el escrito de acusación de la Fiscalía, arrojó una tasa de 2,25 gramos por cada litro, cuando la tasa máxima permitida administrativamente es de 0,5, es decir, multiplicaba por más de cuatro el límite fijado por la norma.
El Ministerio Público considera que esa fue la causa del accidente mortal. “Tenía mermadas sus facultades por la influencia del alcohol”, sostiene la fiscal Sara González en su escrito de acusación. “Circulaba a una velocidad excesiva e inadecuada, realizando continuas y rápidas rectificaciones de su trayectoria, lo que ponía en claro peligro la seguridad del resto de usuarios de la vía”, describe la representante del Ministerio Público.
En una de esas “agresivas” maniobras, presuntamente, golpeó de forma lateral el coche que conducía Felipe A. P., lo que hizo que, literalmente, lo expulsara de la carretera y diese varios vuelcos. La Fiscalía acusa a Antonio L. S. de delitos de homicidio por imprudencia, conducción temeraria y bajo los efectos del alcohol. Solicita la pena máxima para él por este tipo de infracción: cuatro años de cárcel y la pérdida de por vida del permiso de conducir. El acusado ya cuenta con antecedentes por hechos similares. Fue condenado en noviembre de 2005 por el Juzgado de lo Penal número 2 por un delito de conducción temeraria, un castigo que ya estaba cancelado.
Al juicio están citados varios testigos directos del accidente, además de los agentes de la Guardia Civil que realizaron las pruebas de alcoholemia y que elaboraron el posterior atestado. Los familiares directos del fallecido —su viuda, sus cuatro hijos y su madre— ya han recibido la indemnización correspondiente por parte de la compañía de seguros. La vista oral se celebrará en un Juzgado de lo Penal.