La gratitud

Desde Jaén. “Es de bien nacidos, el ser agradecidos”, es el refrán que oía a mis abuelos y mis padres, cuando era pequeña, y que luego ha sido, tantas veces, repetido por mí, y por otras personas a mi alrededor. La gratitud es ese sentimiento que nos hace estimar y corresponder a un beneficio recibido. Yo considero que es, además, un acto de justicia, por lo que tiene de correspondencia, de compensación. Es nuestra noble respuesta al bien que recibimos. El resultado de una conducta honrada y generosa, que contribuye al equilibrio, la ecuanimidad, el buen juicio, valores que deben estar presentes en nuestra sociedad. En nuestra época, en que proliferan el egoísmo, el individualismo, el interés, etcétera, en que muchas veces, no reconocemos ni valoramos, en su justa medida, a las personas no comprendidas en estos patrones de conducta citados, la gratitud es una cualidad a tener en cuenta; debe ser un valor en alza. Los cristianos tenemos, además, el ejemplo de Jesús, que ponderó el agradecimiento mostrado por aquellos a los que ayudó, sanando sus enfermedades físicas o espirituales. Agradecimiento que hemos de mostrar también, todos nosotros, por los dones y beneficios recibidos por él, gratuitamente, como fruto de su inmenso amor, y que hemos de encauzar al bien común y a nuestra salvación eterna. Seamos agradecidos siempre, respondiendo al beneficio recibido con otro mayor. Hagamos el bien continuamente, como nuestro maestro, y estaremos sembrando semillas de esperanza en nuestro mundo. A su tiempo, recogeremos los frutos en sazón.

    31 mar 2014 / 22:00 H.