La gran noche de la ilusión con la llegada de los Reyes Magos

En una época como la actual en nuestro país, en la que el laicismo y los símbolos religiosos se han convertido en moneda de disputa política entre los partidos, llega la noche en la que la gran mayoría se rinde a la magia y al simbolismo de los Reyes Magos. Más allá del contenido creyente en sí, se trata del preludio de una fiesta en la que los niños son los protagonistas por antonomasia, en la que cualquier regalo puede ser lo más maravilloso del mundo y ahí no mandan credos ni afiliaciones de otro tipo. Hay que reivindicar la ilusión como lo que jamás debe perderse, se tenga la edad que se tenga, porque es la mejor manera de comprobar que se está vivo. En la mayoría de los pueblos y ciudades de la geografía provincial esta tarde las calles se verán conquistadas por carrozas y personajes de fábula que repartirán toneladas de caramelos entre público de todas las edades y condiciones. No se puede ni se debe dar la espalda a la realidad y comprobar que en una sociedad cada vez más consumista hay niños para los que es imposible recibir el más mínimo juguete. No sólo hoy, sino cualquier otro día del año. Ahí es donde numerosas entidades solidarias, conocidas algunas o muchas veces anónimas, se vuelcan esta noche y también durante la jornada de mañana para que los más débiles por cualquier circunstancia tengan asimismo su pequeño gran detalle. Hospitales o zonas desfavorecidas son los principales focos hacia los que se dirige la atención, aunque seguro que a muchos lugares esa ilusión no podrá llegar, pese a todos los esfuerzos. En la medida en que cada uno pueda dar mañana un plus de generosidad a quienes crea que lo necesiten, se habrá contribuido a romper las desigualdades que nosotros mismos generamos. Ese sería un buen propósito, por qué no, para comenzar con nuevos pilares un año que, desde una perspectiva económica, se presenta difícil para todos.

    04 ene 2009 / 23:00 H.