La gloria puede esperar
El éxito no tiene principio ni final. Es tan efímero que se escapa de forma imperceptible. Para el Real Jaén, la gloria ha estado al final del horizonte, cerca del infinito. Y siempre ha costado conseguirla. Pero Jaén y su equipo se unieron en un lazo que les ha hecho fortalecerse y no rendirse jamás. Ha sido su éxito y el camino para alcanzar el éxtasis.

La historia reciente del Real Jaén habla de épica y de protagonistas heroicos que escribieron hermosas epopeyas, casi siempre en el instante final, en ese en el que un triunfo vale una explosión de júbilo y una felicidad completa. Así fue el último ascenso, un canto a la leyenda, al sufrimiento y a la desesperación, pero también a la alegría y al entusiasmo. Fue increíble aquel minuto 92. Santi Villa falla un penalti, contra del Huracán y Raúl Gaitán, de pronto, aparece debajo de los palos y salva el gol. Increíble. El último partido, el último día de la Liga y casi la última hora del 30 de junio.
No menos intensa fue la consecución del título de Liga. El Real Jaén mantuvo un duelo hermoso con el Cartagena, con intercambios continuos. Era lo lógico por lo que había en juego: el liderato y medio ascenso. La igualdad se resolvió en el último intento. El Real Jaén no tenía otro remedio que vencer al San Fernando en la última jornada. Y lo logró con un gol de Óscar Quesada. Victoria y título. Todo a última hora. Y ahora falta el tercer pilar para completar la trilogía: la permanencia. También está escrita para el instante final del último partido. Es el sino. Los grandes éxitos tuvieron un aperitivo de sufrimiento en la Liga 11/12. Fue una temporada excepcional que se complicó con una derrota ante el Melilla. El traspié obligó al Real Jaén a viajar a Badajoz, en la penúltima jornada, con el play off en juego. El equipo se creció hasta alcanzar un glorioso 1 a 3, con dos tantos de Cascón y otro de Javi López. Fue el preámbulo de lo que llegaría al año siguiente. Para este Real Jaén la gloria puede esperar pero siempre llega.