La fuerza de la democracia y la razón se impondrá a la violencia

Un experto policía en la lucha antiterrorista, un inspector jefe dedicado a perseguir a los asesinos de ETA, ha caído a manos de los mismos criminales que tanto castigó desde la lucha policial, con su participación directa en la detención de alrededor de setenta a lo largo de su carrera policial. Eduardo Antonio Puelles García perdió la vida por una bomba lapa colocada en su vehículo, en el primer atentado desde el cambio de rumbo político en el Gobierno vasco. Hacía más de medio año que no había víctimas mortales, desde el asesinato en diciembre de un industrial de una de las empresas que construyen la alta velocidad vasca. Las palabras suenan a letras usadas cuando se condena la barbarie de los crímenes sin sentido, pero hay que seguir utilizándolas para combatir a los etarras desde las armas que proporciona un Estado de Derecho como el español. La respuesta de los demócratas fue contundente y sin fisuras, como no podía ser de otra manera, y es ahí donde radica el poder de los que combaten a los violentos. Se pudo ver ayer en el gesto que protagonizaron el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero y el líder del principal partido en la oposición, Mariano Rajoy, que viajaron en el mismo avión a Bilbao para consolar a la familia de la víctima en la capilla ardiente que se instaló en la Subdelegación del Gobierno de Vizcaya. Hoy está previsto que se celebre el funeral en Bilbao. El final está cerca, no es una utopía, porque cada vez están más aislados y cuentan con menos cobijo entre la sociedad. Ese mensaje de convencimiento en que ETA dejará de existir gracias al coraje que da la Justicia se ha repetido a lo largo de la triste jornada de ayer, porque ese es el final. Antes o después, pero no hay otro posible más que el cese de los crímenes y la entrega incondicional de los que viven de derramar sangre inocente por y para nada.

    20 jun 2009 / 09:43 H.