La flor más hermosa para las lenguas de las mariposas. Sierra de Segura y Las Villas

Texto: Diana Sánchez Perabá / Fotografías: Rafael Casas, Agustín Muñoz y Joaquín Castillo
Explicaba el maestro encarnado por Fernando Fernán Gómez que la lengua de las mariposas debía tener forma de espiral. La naturaleza las diseñó así para sobrevivir, de manera que pudieran sacarle el máximo jugo a una flor y, por qué no, para destacar entre el resto de animales. Por eso, dentro del parque natural más grande de España se halla un corazón, un tesoro que, si bien no tiene forma de hélice sí que invita a entrar en un mundo que atrapa y en el que sus habitantes cierran un círculo perfecto, como solo la tierra por sí misma puede generar, para aprovechar de el sus magníficos recursos.

    30 sep 2012 / 10:05 H.

    Así, la sierra de Segura ocupa el 68 por ciento de la superficie protegida, lo que supone que un 77,6 por ciento de su territorio está declarado parque natural; mientras que Las Villas abarca un 7 por ciento. Hermanas grande y pequeña, respectivamente de Cazorla. Con un epicentro dominado por el agua, en el embalse del Tranco, a su alrededor se expanden ondas vitales con forma vegetal que se enmarañan entre los animales que conviven en una sierra caracterizada por las frecuentes sucesiones de pliegues. Una orografía que ofrece huellas de que se trata de un lugar en el que, en tiempos remotos, el agua también era fuente de vida, pues se encuentran materiales como las margas, las calizas y las dolomías, así como numerosos fósiles marinos. A la hora de ubicar las fronteras de los  municipios, la sierra de Segura cuenta con Hornos de Segura, Santiago-Pontones y Benatae, en los que la totalidad de su territorio se encuentra protegido. Además, se extiende por Beas de Segura, Génave, Hornos, Orcera, La Puerta de Segura, Segura de la Sierra, Siles y Torres de Albanchez. Por su parte, la sierra de Las Villas  ocupa parte de Iznatoraf, Sorihuela del Guadalimar, Villacarrillo y Villanueva del Arzobispo.
    Así como los anillos internos de un árbol delatan cómo fue su vida, Segura deja sutilmente al descubierto cómo fue su pasado pero también lo que guarda en el presente. De manera que el núcleo del parque natural se expande cual tela de araña compuesta por vías fluviales de las que brotan, a su vez, diferentes ecosistemas. Reposo del río Guadalquivir, el Tranco se abre majestuosamente para dominar un reino en el que no faltan las islas de Cabeza de la Viña y de Bujaraiza. Aquí, la madre naturaleza no quiso escatimar en belleza para dotar de espectacularidad este reino, con el Parque Cinegético Collado del Almendral, único en su género en este territorio, localizado junto a la cola sur del embalse del Tranco. Interesante reserva natural donde conviven animales en semilibertad, especialmente los ciervos y los gamos. 
    En su interior la sierra guarda con celo el nacimiento del río Segura, que exhibe con gracia sus aguas en el embalse de las Anchuricas. Cerca se encuentra la cabecera de un amplio valle, situado en un paisaje de montaña, con una altitud aproximada de 1.450 metros y donde predominan los calares. Entre sus parajes, El Tobón, en el municipio de Beas de Segura, se deja bañar por el arroyo Buenamar, que le proporciona un ambiente umbrío y fresco, con vegetación de ribera, pinos y chopos con exuberantes enredaderas entre las que se pueden ver zarzas, rosales silvestres, clemátides y madreselvas. No menos agradable es la zona de Poyo de los Burgos, muy cercana a la aldea de Cañada Catena. Con la Fuente de San Miguel como anfitriona y dentro de Benatae, se levanta tímidamente el cerro de San Miguel, salpicado de agua. Mientras, en Hornos también reposa un paisaje incomparable en Alcoba Vieja, bajo el conocido como Yelmo Chico. En la zona de Siles pequeños regalos de la sierra aprovechados por el hombre dejan espectaculares rincones para perderse, como la Dehesa del Oso, que se localiza bajo la impresionante mole calcárea de El Cambrón, de 1.550 metros de altitud, que colinda con la provincia de Albacete. Se trata de un entorno para dejarse abrumar ante la grandeza de los nogales. La vinculación entre el parque natural y Siles también se aprecia en la Fuente de la Almoteja, en la que los arroyos de La Canalica y el de Los Tejos juguetean con sus aguas cristalinas para fundirse en uno. Muy cerca, un extenso pinar de media montaña se levanta en la conocida Peña del Olivar, punto de encuentro de familias que aprovechan la piscina natural que forma el río.
    La bondad de la sierra siempre fue compatible con su señorío, de manera que a sus habitantes nunca les faltaron recursos naturales para abastecerse. Es más, el hombre supo ubicarse en pleno parque para entablar una armoniosa relación con las demás especies animales y vegetales. La madera, regalo del bosque, fue aprovechada desde siempre para conformar un mercado en el que se extrae desde el bruto de su tronco hasta la resina y sus líquenes. De hecho, la extracción de madera continúa, aunque ha perdido peso por razones económicas y medioambientales. Últimamente se apuesta por el aprovechamiento de los residuos del bosque, así como de la poda del olivar, como biomasa de la que se obtienen calor y energía. 
    Habitada por grandes mamíferos como los ciervos y los jabalíes, la sierra se convierte en una bandeja de suculentos productos agroalimentarios derivados de la caza mayor. Por otra parte, el sector ganadero es otro de los principales que han sustentado a su población. Y es que los verdes valles son un jugoso bocado para los rebaños que pastorean durante años. Destaca el cordero segureño, como ejemplar único que ha logrado adaptarse al clima y a la quebrada orografía del parque y que cuenta con la Indicación Geográfica Protegida Cordero de las Sierras de Segura y La Sagra, garantía de su calidad. Debido al potencial melífero de la flora del parque natural, en el que existen unas doscientas especies de aprovechamiento, la apicultura  es otro sector que ofrece dulces mieles, como la de romero y la de milflores.
    Así como la mariposa estira la espiral de su lengua para deleitarse con el sabroso néctar de una flor, el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas ofrece toda su ambrosía para que los seres vivos lo puedan saborear.
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