La Fiesta Nacional se para hasta que vuelva el dinero

Enrique Alonso
Sin dinero no es posible hacer una fiesta. Por ello, el campo bravo de Jaén está parado. La coyuntura económica que vive España ha reducido los festejos taurinos. Los empresarios dicen que los ayuntamientos no tienen dinero, por lo que, así, es imposible organizar una feria, ya que la mayoría no son viables debido a que las plazas no tienen aforo suficiente para cubrir los gastos que conlleva la organización.

    07 jun 2009 / 10:45 H.

    Además, las empresas taurinas tampoco se arriesgan. Saben que hay que apostar muy fuerte para llenar los tendidos y casi ninguno de los que gestiona una plaza mediana o pequeña tienen euros para contratar a los tres o cuatro matadores que tienen “tirón” y seducen a miles de personas para comprar una localidad.
    Jaén sólo ha celebrado ocho espectáculos en una plaza de su provincia en lo que va de 2009. Es una cifra tremendamente baja, sobre todo si se tiene en cuenta que, en 2008, la Consejería de Gobernación registró 280 espectáculos. Sólo se han organizado tres festivales taurinos, en Linares, Jaén y Pegalajar, que son espectáculos que suelen tener carácter benéfico, por lo que hay poco riesgo para las empresas, y una corrida de toros, una novillada, un concurso de recortadores y un espectáculo infantil en Santisteban del Puerto. Nada más.
    Los empresarios dicen que los alcaldes no acceden a incrementar las subvenciones, pese a que las dos partes son conscientes de que habrá menos gente en los tendidos. No obstante, los emprendedores tampoco se arriesgan porque saben que triunfar es complicado. Ante esta situación, el efecto es una paralización del campo bravo. Los toreros y los banderilleros entrenan en las fincas, pero con casi ningún contrato sin firmar. Mientras, decenas de ganaderos de la provincia miran sus toros sin saber si se matarán. Un novillo con dos años sirve para un festejo sin picadores. Con tres, para uno que sí los lleva. Si tiene cuatro, vale para una corrida de toros. Si cumple uno más, es difícil venderlo. Y, con seis primaveras, imposible. Ya se considera viejo para la lidia.
    “Los olivos tampoco están bien, pero a esos no hay que echarle de comer todos los días”, comenta el ganadero Enrique Giménez, propietario del hierro Giménez Indarte. Lo rentable ahora es cerrar novilladas, ya que hay que mantener las reses menos tiempo y aún se pagan a un precio más acorde con los gastos. Sin embargo, si no se consigue, la relación entre gastos e ingresos empieza a ser deficitaria para el ganadero cuando el eral o utrero madura y coge apariencia de toro. Pero el problema radica en que, cada año que pasa, el número de novilladas desciende, ya que el público selecciona y prefiere pagar para ver a figuras consagradas. De ahí que la cantera de los matadores, que son los novilleros, lo pase realmente mal para formarse. A la mayoría le resulta muy complicado conseguir un contrato. Incluso, hay algunas empresas que les obligan a pagarse parte de los gastos o a vender entradas para colaborar con el festejo. Hay otros novilleros que optan por acudir a una ganadería, comprar novillos y matarlos en la propia plaza de la finca, lo que se denomina “a puerta cerrada”. Es su manera de prepararse, aunque el ganadero suele vender por debajo del precio del mercado y al novillero le cuesta miles de euros su formación.
    Los criadores de toros bravos están muy preocupados. Hay pocos que tengan vendida la camada de este año. Jaén tiene 82 explotaciones ganaderas bravas con 17.343 reses, entre machos y hembras, según la Consejería de Agricultura. Es uno de los campos bravos más importantes de España. Está a la altura de Cádiz, Sevilla y Salamanca en reses y fincas. Sin embargo, le ha faltado ganaderías “motoras” que tiren del resto en lo comercial y en la genética de sus toros, tal y como ha ocurrido en Sevilla, con Juan Pedro Domecq; en Salamanca, con Atanasio Fernández; o en Cádiz, con Núñez y Jandilla, que han sido referencia para todos los “vecinos”. Jaén tiene mucha calidad, aunque le ha faltado un poco de suerte para ganar más fama. La bajada de espectáculos no se da sólo en Jaén, sino que es un fenómeno que afecta a todo el país. La provincia tuvo, en 2008, 10 festejos menos que en 2007. En cambio, en España se registró una bajada de 400. Y lo peor radica en que los expertos auguran que, en 2009, se llegará a una reducción cercana al millar. Por ello, el mercado se estrecha. Los ganaderos tienen menos festejos en los que lidiar sus reses y un exceso de oferta implica, como en toda ley de mercado, una bajada del precio de los animales. Lo mismo le ocurre a los banderilleros, novilleros y matadores de toros que recurren, incluso, a la recogida de la campaña de la aceituna para llevar un jornal a su casa. Sin embargo, no pueden descuidar su entrenamiento diario, salvo que quieran ser presa fácil de un toro de lidia en una plaza.
    Jaén tiene muy buenas ganaderías, que son capaces de llevar sus reses a las principales ferias de España. Samuel Flores, Javier Araúz de Robles, Giménez Indarte, Apolinar Soriano, Javier Moreno, Jiménez Pasquau, Bernadino Sanz, Guadalmena o Orellana son buenos ejemplos. La mayoría ha apostado por un toro que es el que demandan los toreros que más lidian, por lo que es más fácil de vender.