La festividad de Todos los Santos

Desde Jaén. El próximo día 1 de noviembre, celebraremos la festividad de todos los santos, que año tras año, nos recuerda a tantas personas que, por la ejemplaridad de su vida, alcanzaron la vida eterna. Son modelos a seguir por nosotros, a lo largo de nuestra vida.

    27 oct 2013 / 09:49 H.

    Todos ellos tuvieron el alma inquieta del que se sabe llamado por Dios a una gran empresa: Hacer realidad en este mundo su Reino de amor, de paz, de justicia. Sabemos cuántas privaciones, padecimientos, dificultades, rechazo e incomprensiones hubieron de soportar, pero supieron reconocer la presencia del Señor, en los acontecimientos que les deparaba el día a día. Para ellos, la existencia terrena fue, como decía Santa Teresa: “Una mala noche en una mala posada”, tras la que les aguardaba el amanecer sin ocaso; un gozo que nadie les podría arrebatar, y fueron fieles al mensaje evangélico hasta el final. La Madre Teresa de Calcuta, escribió en una ocasión: “La santidad consiste en aceptar lo que Jesús nos da, y dar lo que Él nos pide, con una gran sonrisa”. Los santos son nuestros intercesores ante Dios, y por su medio, podemos obtener la gracia, el favor que pedimos con fe, si conviene al proyecto de salvación que Él tiene para cada uno de nosotros. Sabedores de sus merecimientos, y del lugar de privilegio que ocupan ante el Señor, acudimos a ellos en nuestra necesidades. Considero que es buena y justa nuestra devoción a los santos. Pero que lo realmente bueno, justo y deseable, es la confianza plena en la misericordia y potestad de Dios, nuestro Padre, siguiendo el ejemplo de ellos mismos, y su camino de fe, esperanza y amor.
    Concepción Agustino Rueda