La fecunda siembra de Esteban Ramírez diez años después

Cuando se cumplen diez años del repentino fallecimiento del que fuera máximo responsable de este periódico en la década de los noventa, Esteban Ramírez Martínez, su legado permanece vivo. Como vivo se sostiene en la memoria de los cientos de jiennenses que ayer le rindieron homenaje en un emotivo acto, en la Glorieta que lleva su nombre. Su afán por “sembrar, siempre sembrar, sembrar, sembrar hasta sobre las rocas”, ha dado frutos y muchos, gracias a esa tarea permanente de convencer a Jaén de sus potencialidades y, así, ser capaz de despertar por sí misma del letargo secular del que tanto le costaba desprenderse. Convencido del futuro de la tierra por la que tanto trabajó hasta el último momento, su pensamiento queda plasmado en el monolito de piedra caliza que se alza en medio de un pequeño bosque de cedros, cipreses y olivos, en la glorieta que lleva su nombre, junto al Bulevar. Orgulloso de ser jiennense, como el primero, como el que más, con su ejemplo vital dio sentido pleno a la palabra Jaén. Esa que encabeza el diario que él transformó y acercó a Jaén y sus gentes. Luchó sin descanso por lo que creía firmemente y esa apuesta rotunda se sostiene, como él quería, desde el periódico, desde su periódico, la herramienta con la que quiso despertar conciencias y dar aliento a la sociedad civil de la provincia. Esa sociedad civil que ayer estuvo representada ampliamente desde todos los ámbitos, tanto político, como cultural o económico en el acto de reconocimiento sincero y compartido que se celebró en su calle, en la zona de expansión de la capital. Una feliz iniciativa que ha sido posible por la complicidad de la Corporación Municipal, que ha permitido que un pequeño bosque se levante en un espacio antes inerte, y de esta forma, dejar constancia permanente de la filosofía vital de la persona que da nombre a la calle y a la glorieta, Esteban Ramírez Martínez.

    12 feb 2009 / 16:37 H.