La familia de Ángela Jiménez se blinda ante el dolor por el crimen

Ante el dolor, mejor la intimidad.  La familia de la joven que murió “a manos”, presuntamente, de Raúl García Rubio, que también falleció al caer desde un cuarto piso cuando, según la Policía, escapaba de los agentes, no quiere hablar. Ya han pasado 18 días desde el terrible hecho luctuoso y sus allegados optan por blindarse para superar juntos el duro golpe. Eligieron un sepelio totalmente íntimo y privado. Precisamente, allí pronunciaron las únicas palabras a la sociedad jiennense. Fue a través de Diario JAEN: “Damos las gracias a todos los que han mostrado su cariño a Ángela. Queremos que dejen trabajar a la Policía porque la familia —entonces— sabe que están todas las líneas de investigación abiertas. Por ello, lo mejor es dejar a los profesionales hacer su trabajo”. Desde entonces, han elegido la respetable opción del silencio. De hecho, no quieren saber nada de la prensa.  
El portavoz autorizado que habló con Diario JAEN —su tío— transmite que desean que se deje de especular con el terrible suceso y, sobre todo, no quieren que el caso siga en los medios de comunicación. Por otro lado, según ha podido saber Diario JAEN, los progenitores viven apartados de las noticias en un ambiente de intimidad y arropados por familiares, amigos y vecinos.
Precisamente, fuentes de la Policía Nacional, confirmaron que tanto los padres de Ángela Jiménez Hortelano como la familia de Raúl García Rubio —en la que también hay mucho dolor por lo ocurrido— conocen lo que pasó entre las cinco y las seis de la madrugada del 12 de julio en la vivienda de la calle Sagrada Familia de la capital. Los agentes policiales encargados de la investigación se encargaron de resolver sus dudas en un intento de calmar el dolor que también genera la ansiedad de no saber lo que pasó y, a la vez, poder descartar especulaciones en medios informativos.
Mientras, el procedimiento se halla en el Juzgado de Instrucción y Primera Instancia número 1 de Jaén mantiene la instrucción del caso. La Policía Nacional tiene claro que el caso está, prácticamente, resuelto. Las evidencias indican que solo estuvo Raúl García Rubio en el piso y todo apunta a que, presuntamente, pasó a robar. Parece que metió la mano por la ventana para llegar a la cerradura y abrir. Quizá la única duda ha estado en por qué eligió ese piso y no otro. Se han barajado varias hipótesis, como que conociera el inmueble —bastante probable para saber que se llega desde la ventana hasta la cerradura con el brazo—. Ahora, la vivienda permanece cerrada “a cal y canto”. Los vecinos están avisados de que el procedimiento se halla en secreto de sumario, por lo que no quieren realizar declaración alguna, pese a que, horas después del crimen, no tuvieron inconveniente en situarse delante de las cámaras para explicar su versión.
En cambio, la cosa ha cambiado y ya conocen de la seriedad de los actos y del rigor del juzgado que instruye el procedimiento. Tras 18 días, el dolor sigue instaurado en las dos familias y el cariño llega públicamente por las redes sociales a la de Ángela Jiménez Hortelano.
actuaciones. Mientras, la de Raúl García Rubio ha de soportar el dolor también por la muerte y, además, el que le genera lo que realmente ocurrió, ya que, si no hubiera caído desde el cuarto piso, todo apunta a que posiblemente habría sido acusado de robo con violencia, homicidio y agresión sexual —como mínimo—. Precisamente, esto tampoco es fácil de digerir para una familia y, sobre todo, para su madre, a la que un familiar cercano definía, hace unos días ante Diario JAEN, como una “santa” entregada a su familia, a su hijo y a su trabajo en el que, precisamente, es compañera, paradojas del destino, del padre de Ángela Jiménez. Sus destinos se han encontrado en un trágico suceso. Enrique Alonso / Jaén