La familia
No cabe duda que el núcleo central de una sociedad lo compone la familia, sus leyes sociales y sus costumbres han sido responsables de la pervivencia de Estados, de la emigración y de atesorar formas de poder. Cuando los irlandeses adoptan la costumbre familiar de dejar la herencia al primogénito, el resto de los individuos emigran. Los condes catalanes al adoptar la monarquía hereditaria consolidan los condados.
En ocasiones es la iglesia que había constituido el matrimonio como sacramento, prohíbe enlaces matrimoniales por el temor a una acumulación excesiva de poder. La antropología se ocupa también de la historia de la familia, por ser parte de la historia de la sociedad. Entre nosotros hubo una época en que en la sociedad imperaban valores como la concienciación de un matrimonio estable, la presencia de hijos en el seno de la familia alegraba el entorno familiar y en ocasiones servían de contrapeso a pequeñas diferencias, —¡si no fuera por los hijos!— Pero la unidad familiar continuaba, pasaba el tiempo, se pagaba por fin la hipoteca. Hay que ver lo que vale esto, nos decíamos y lo valorábamos. Se casan los hijos por fin, una segunda luna de miel, que tranquilos solos, bautizos, comuniones y tantos gastos que se soportan. Este modelo de sociedad y de familia tiene aparentemente los días contados, se han liberalizado las costumbres, no hay miedo a la sociedad, ni al qué dirán, la ciudad cuanto más amplia más colabora. Pero a pesar de todo hay quien la añora porque en el fondo esta sociedad estable es el equivalente a un Fondo de Pensiones.
Fernando Garreta es médico