La fábula de los tres hermanos

La situación socioeconómica del país me recuerda a la canción de mi querido Silvio Rodríguez. La fábula de los tres hermanos. Esto es que se era, no hace mucho que tuvimos un presidente del Gobierno, buena persona, blandito, pero que no le importaron las cuentas ni el futuro, basado en las cuentas publicas, en el déficit.

    22 dic 2014 / 10:11 H.

    Los ciudadanos recibieron muchas ayudas. Este hermano de la fábula no se preocupó de lo porvenir, del horizonte, llevando al estado de quiebra al país. ¡Ojo que no mira más allá no ayuda el pie! Lección: no se puede dirigir un país sin ser previsores, sin hacer planificaciones, hay que tener un ojo en el presente, en el día a día, y otro en lo porvenir, las cuentas del Estado. El segundo hermano, la gran esperanza blanca y con barba. Este quiso ir lejos nada más que teniendo ojos en el horizonte, en las cuentas, en los números. Y, claro, también se la pegó, porque no veía el camino, las necesidades de sus ciudadanos, las piedras. Tampoco llegó lejos. Y claro está, el que llegó más lejos y ganó la apuesta del padre fue el que deseamos que nos gobierne y que nos dirija. No puede ser otro que aquel que sea capaz de tener un ojo en sus ciudadanos, en el día a día, en sus necesidades y otro en el porvenir, en las cuentas. Este hermano está por llegar y será el que lleve al Estado donde se merece. Señor Rajoy, olvídese de sus números, que no dejan de ser magnitudes macroeconómicas, baje a la microeconomía de su país, dese una vuelta por las ciudades y los pueblos de España, mire abajo, las piedras, sus ciudadanos. Ha empobrecido vilmente al país. Estamos en deflación, la gente no consume, porque no tiene dinero. Nos ha ahogado, y claro, eso lo va a pagar con creces en las urnas. Ha olvidado lo más importante. Salva a los bancos para salvar al sistema y desprecia a los ciudadanos, machacándolos con sueldos miserables. Por cierto, además nos ha colocado usted una vida carísima, luz, agua, servicios, etcétera. Vidas de ricos y sueldos de pobres. Ha despreciado y ha abandonado el bien más preciado que tiene un Estado, sus ciudadanos. Un ojo en las necesidades de sus ciudadanos, en su gente, y otro en las cuentas, en los números, en el porvenir, y seguro que llegaremos muy lejos como nación. Sean felices. Feliz Navidad a todos.