La escuela de verano y el éxito de aunar diversión y aprendizaje
Fran Cano /Jaén
Acaban los exámenes, desaparece la tensión y suben las temperaturas. El verano llega y más de uno, por contradictorio que parezca, no puede olvidarse del colegio. ¿Por qué? Porque en el periodo estival, sobre todo en julio, hay centros educativos que se convierten en un lugar refrescante y lúdico. De pronto las aulas pasan a ser espacios más flexibles orientados, principalmente, al perfeccionamiento de idiomas y al repaso de las asignaturas que más problemas han dado durante el curso.
Acaban los exámenes, desaparece la tensión y suben las temperaturas. El verano llega y más de uno, por contradictorio que parezca, no puede olvidarse del colegio. ¿Por qué? Porque en el periodo estival, sobre todo en julio, hay centros educativos que se convierten en un lugar refrescante y lúdico. De pronto las aulas pasan a ser espacios más flexibles orientados, principalmente, al perfeccionamiento de idiomas y al repaso de las asignaturas que más problemas han dado durante el curso.
Empieza julio y alumnos jiennenses ya saben que abre sus puertas un colegio diferente: El de verano. “Nosotros llevamos haciéndolo seis años. Tenemos una gran valoración, las familias están encantadas con este centro. Es una fórmula para que los niños aprendan y se diviertan”, explica Ramón Paterna, director de “Maristas”. La piscina y las pistas deportivas se convierten en los escenarios principales durante julio. Además de los propios estudiantes del centro, cualquier niño de Jaén puede inscribirse. El próximo 25 de junio empiezan los primeros días del “Cole de verano”. “Justo cuando termina el curso. Todavía se puede apuntar quien lo desee. Y no hay límite de edad”, precisa Paterna. Por otro lado, asegura que es una empresa la que alquila las instalaciones al centro para que los escolares disfruten de una actividad que aúna diversión y esfuerzo. “El dueño de la empresa establece un periodo de entregas y decide quienes son los monitores que deben tener afinidad con el carácter propio del centro. Son maestros de Educación Infantil o de Primaria. No solo son profesores, sino monitores de tiempo libre o profesionales con cursos de socorrista y de natación, por ejemplo”, dice. Las clases de refuerzo también son un pilar básico en la estructura del “colegio estival”. El objetivo es que los escolares entiendan que, si bien no es el momento de exigencia académica, es necesario refrescar no solo el cuerpo, sino también los conocimientos. “Todos los años incluimos actividades de agua. Montamos pequeñas piscinas y subimos a la del Tomillo. Y aprovechamos para hacer actividades al aire libre”, apunta Alberto Morilla, coordinador de la escuela de verano del CPC Divino.
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