La escalera invertida
Es normal en los primeros tiempos de un nuevo ayuntamiento la adopción de medidas, llamemos, llamativas. Y a pesar de ello, a veces, te encuentras con alguna que hasta que no te la explican, se tarda hasta días en medio comprenderlas. Otra cosa es aceptarlas, porque ya que se cierran las urnas nuestra principal misión es aceptar y acatar.
Así vegetaba mi ser, detrás de un té rojo con leche, cuando, por medio de la vista, me entero de que el señor alcalde, motivado por el sentido común, ha convertido en invertida el sentido de funcionamiento de la escalera mecánica sita en la denominada Calle Nueva. Valiente decisión, ¡Vive Dios! Y más si han sido miles las peticiones de jaeneros, foráneos, extranjeros de varias nacionalidades y razas, los que tal han solicitado. Gritemos, pues: ¡Viva la inversión del movimiento! La más elemental lógica te indica que primero se ha de subir, que es lo que nuestro joven alcalde ha creído oportuno, así, sí, así, sí. Habrá gentes que dando pábulo incluso digan que es para molestar a un concejal que la puso así para bajar él a su domicilio. ¡Cuentos chinos! ¿Que se podía haber hecho mejor? Sí. Hay sitio para poner una para arriba, otra para abajo y otra en el centro ya sin movimiento Me encantan estas políticas de mutaciones y Jaén es una ciudad pródiga en ellas y tan solo hay que fijarse en la variedad de cambios según legislaturas. ¿Que la Plaza de la Constitución estaba hasta amplia y bonita? Pues, entro yo y la lleno de cachivaches. Hay que aprovechar este impulso de cambio del nuevo alcalde y eliminar los artificios urbanos que afean y hacen incómoda esta ciudad en ciertas y bastantes zonas.
Félix Martínez es escritor