La educación en el camino
Avisan los pedagogos que los sistemas educativos europeos se mueven más lentamente que las estructuras económicas. Ken Robinson ha mostrado su preocupación por la falta de motivación de muchos estudiantes así como por el hecho de que no logren conocer cuales son sus talentos y habilidades. También analizan sociólogos que el estancamiento de la educación es consecuencia de la reproducción de roles que proceden de la revolución industrial: la repetición memorística con el mismo ritmo monótono y cansino de las cadenas de producción.
Pero la producción industrial se desplaza a otros continentes mientras que Europa se orienta a una economía de servicios y comunicación. En cambio, en nuestro sistema educativo se privilegian estándares gramaticales en detrimento de la creatividad, persiste la división radical entre ciencias y letras y la estructura por “asignaturas” dificulta el aprendizaje integrado y globalizado de las competencias básicas. Entre tanto, científicos descubren que el funcionamiento real del cerebro demanda una educación social y emocional: aprendemos mediante la puesta en acción de la energía, el talento y la pasión. Asociar lo artístico con lo científico, fomentar el “intelecto de la emoción” y preocuparse más de la validez de los estándares que se enseñan que de elevar niveles, vuelve a ser lo esencial. El valor de la educación está en el camino, no en la meta, en recuperar la motivación y la magia del viaje.
Gabriel Ureña
Profesor