La dolosa impunidad del empresario y político Berlusconi

La confusión entre la actividad pública del político Berlusconi con sus múltiples actividades empresariales viene de lejos sin que a una gran parte de la opinión pública italiana semejante confluencia de intereses le haya parecido un problema. Esta semana, finalmente, las innumerables argucias legales, cuando no pago de testigos o connivencia con magistrados, no han salvado a “Il Cavaliere” para que se frene la pretendida inmunidad legal a sus desmanes.

    12 oct 2009 / 15:13 H.

    Aunque no consiga esta carta de libertad para poder seguir actuando a su antojo, tampoco, en esta ocasión, la Justicia podrá condenarlo pues al tener que repetir el proceso en el que ha quedado claro como el grupo de sus empresas desviaba fondos a cuentas ocultas para su enriquecimiento personal, los hechos habrán prescrito. En esta situación, el mandatario continúa apuntando a la prensa extranjera de esta “cortina de humo” y se apoya en su respaldo popular para poner en tela de juicio cualquier investigación que ponga sobre la mesa las prácticas de monopolio y de fraude masivo a las que está acostumbrado. En esto tiene que ver mucho su férreo control de los medios de comunicación privados, los televisivos, en su mayoría, que son de su propiedad y que le permiten modelar a capricho las campañas que le interesan en cada momento. Esta incompatibilidad manifiesta entre su esfera de máximo dirigente italiano y la de empresario con variados intereses en sectores sensibles de la economía se permite, sin embargo,  sin que la democracia italiana haya podido, hasta ahora, acabar con esta situación. La polarizada oposición e, incluso, la propia configuración de partidos en el sistema italiano permiten la llegada y  el encumbramiento de dudosos  políticos que rompen el equilibrio entre los distintos poderes públicos para poner contra las cuerdas el propio modelo democrático.