La diosa paciencia
Si una especie de mariposa desaparece es que la humanidad anda muy enferma. En España hay 24 especies de mariposas en peligro de extinción. Quizá por eso, hace poco me he hecho socia de Greenpeace.
O fue aquel documental de Al Gore que me convirtió en una fanática del reciclaje, o la gran sopa de plástico que vaga por el Pacífico, o salvar el Ártico, el Lince, el Oso Panda o las abejas. Solo sé que la Tierra me importa. Me indignan las ignominias que le hemos causado a esta diosa paciente: las explosiones nucleares en cada uno de sus paraísos, la tala y la quema de prácticamente todos sus bosques que son nuestros pulmones, el fracking y las prospecciones indiscriminadas hasta agotar sus recursos que son nuestros recursos. En un impulso naif imagino que ella es un ser cuyo dolor no tiene parangón en nuestra vida. La reina de las neuronas espejo. Es como si a ti te doliera el dolor de tus células cuando mueren, de tus virus cuando desaparecen tras siete días de fiebre, de tus neuronas cuando se apagan. Y a mí, lo único activo que se me ocurre hacer es usar también mis neuronas espejo; las que me permiten conocer el mundo sintiendo y no pensando, las que se activan como si fuera un espejo cuando veo, oigo o imagino que hago una acción. Sí, estoy convencida de que este mecanismo especular decisivo para la imitación y para la empatía nos ayudará acomodarnos a ella. El presidente de Uruguay, José Mujica, en su intervención ante la cumbre de Río, lanzó preguntas tan fundamentales sobre la situación de la humanidad que podrían pecar de inocentes. ¿Qué buscamos? ¿Somos realmente felices? ¿Qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran los mismos coches por familia que los alemanes? Su respuesta fue clara: ‘Tenemos que cambiar el modelo de civilización del que nos hemos dotado’. Así es. Debemos aprender a usar las fuerzas de la naturaleza para vivir armónicamente. No podemos quedarnos atrás porque o lo hacemos ahora o no seremos. No es mejor ni peor, es inevitable. Ella ha sido y será por otros millones de años. Es nuestra elección vivir haciéndole cosquillas por las mañanas y calmando su respiración por las noches.