La despensa del contenedor

Este mundo incompleto, nada cuerdo o demasiado despierto, pícaro, canalla más otras lindezas, es el jardín maravilloso de las delicias o, acaso, un infierno. Unos comen a dos carrillo, pero otros, se asoman a la ventana de la esperanza para ver si llueve, ¡por fin!, el milagroso mamá. No discutáis más, que yo tengo también hambre atrasada y la soporto como puedo. ¡Niños, a la mesa! Lavaos las manos, por si acaso. Hoy he tenido suerte, aunque he tenido que espantar a los gatos y perros porque me estaban robando la comida.

    12 nov 2015 / 10:44 H.

    En el contenedor, que no olía a lavanda ni a agua de rosas, he encontrado seis yogures pasados de rosca, digo de fecha. No pasa nada. Para dar ejemplo un ministro se zampó uno y no lo tuvieron que llevar en la ambulancia. Seis barras de pan entericas, algo correosas deben de estar, pero ya sabéis que al hambre le da igual el pan duro. También os he traído unos cuantos filetes de cerdo, seguramente no han querido comer más para hacerle frente al colesterol. ¡A comer, niños! Despacico y con buena letra, pues sino, la digestión será pesada y no tenemos sales de heno que alivie los retortijones.
    José Sánchez del Moral