La desilusión más grande de todas

La Roja no solo se empeñó en decepcionarnos jugando al fútbol, sino que también lo quiso trasladar al ámbito personal. Por esta razón, jugadores, cuerpo técnico y la tan poco transparente directiva decidieron que iban a pasar por completo de las varias decenas de aficionados que, a pesar del ridículo en Brasil, sacaron fuerzas e ilusión para ir a recibirlos al aeropuerto madrileño y eligieron salir directos del avión a sus coches. No se sabe si lo hicieron por vergüenza; porque esperaban a cientos de personas pidiendo sus cabezas a su llegada a Barajas, o simplemente porque pasan de todo y pueden permitirse terminar de defraudar a los pocos aficionados que aún confiaban en mostrarles sus respetos a la que fue campeona de todo. Los jugadores de la selección española no solo perdieron la magia en el fútbol, sino que también se dejaron por el camino de vuelta a España el poco crédito que tenían. Ya da igual que solo hayamos marcado un gol y de penalti injusto mientras tuvimos posibilidades en el mundial, que la actitud de prepotencia reinase en todos y cada uno de los jugadores. Ya solo importa que los que fueron ídolos de un país han dejado tras de sí un reguero de desilusión y rabia entre todos los que fueron a Barajas a darles aliento. Ya solo queda esperar que para la próxima cita europea o internacional el equipo que vaya tenga poco que ver con este.


    26 jun 2014 / 22:00 H.