La defensa de la naturaleza, una prioridad más allá de modas
La celebración del Día Mundial del Medio Ambiente ha dejado tras de sí la estela de un importante compromiso de la Administración regional, el impulso al denominado Pacto Local contra el Cambio Climático. O lo que es lo mismo, un compromiso de alcaldes amparado en un documento específico con el que tanto diputaciones como ayuntamientos de pueblos y ciudades puedan comprometerse aún más en esta materia. El acuerdo estará listo en las próximas semanas y supone un avance notable, sobre todo, en lo que a coordinación se refiere, un aspecto hasta ahora demasiado frágil en cuanto a políticas de conservación de la naturaleza. Según se ha avanzado, la idea es frenar las causas y los efectos del cambio climático, a través de hasta ciento cuarenta medidas en las que se ha implicado la totalidad de las consejerías del Gobierno andaluz. La iniciativa en cuestión ya funcionó el año pasado en el marco de un específico Plan de Acción, que contó con una inversión de 735 millones de euros, de forma que están en marcha en la actualidad el sesenta por ciento de las medidas que engloba el plan. Pero, además de la lógica responsabilidad de las administraciones, en esta como en otras cuestiones, es también fundamental fomentar la implicación ciudadana, la concienciación de la sociedad para asumir cada uno su importante papel en la preservación de su entorno.
En cualquier caso, jornadas como la que ayer se festejó en muy diversos ámbitos deben servir de excusa para la reflexión, sobre todo, en una capital como la jiennense, en la que el asunto de la tala de árboles para construir el trazado del futuro tranvía aún levanta tanta polvareda. Más allá de la lógica preocupación medioambiental, el asunto se ha llevado en demasiadas ocasiones a la pura arena política, una torpeza que no beneficia a ninguno de los implicados en esa guerra sin cuartel.
En cualquier caso, jornadas como la que ayer se festejó en muy diversos ámbitos deben servir de excusa para la reflexión, sobre todo, en una capital como la jiennense, en la que el asunto de la tala de árboles para construir el trazado del futuro tranvía aún levanta tanta polvareda. Más allá de la lógica preocupación medioambiental, el asunto se ha llevado en demasiadas ocasiones a la pura arena política, una torpeza que no beneficia a ninguno de los implicados en esa guerra sin cuartel.