La decadencia
Fernando Cuesta Garrido desde Jaén. La reivindicación reciente de la independencia de Cataluña es una cortina intensa de humo. Para evitar que los ciudadanos asistan a un espectáculo deplorable de la gestión del Gobierno autonómico nacionalista de CIU, han levantado la bandera independentista. El Gobierno de la Generalidad impulsó una multitudinaria manifestación para reclamar la secesión de Cataluña. Una reclamación que supone un gran insulto para todos los ciudadanos.
Mientras el empobrecimiento de la sociedad está dando pasos agigantados, el irresponsable Mas se dedica a manipular a los catalanes. Se dedica a sembrar odios y divisiones entre ciudadanos del mismo país. Se dedica a generar vientos y tempestades con unas consecuencias imprevisibles. En un mundo en el que las fronteras tienden a desaparecer, el nacionalista irresponsable, incompetente y patético se dedica a lanzar soflamas muy peligrosas. Ignora lo que sucedió en la antigua Yugoslavia. Un país roto y dividido, donde el secesionismo se dilucidó a través del diálogo de las armas. No quiero decir que estemos en una situación paralela, pero la reacción de las personas en determinados momentos puede desembocar en episodios oscuros. La Generalidad catalana tiene un mandato de los ciudadanos y que no es otro que trabajar en pro de la sociedad. Trabajar para resolver los problemas de la sociedad. Los catalanes piden que no se les cierren los hospitales. Que se les de libertad de elegir la lengua vehicular para la educación de sus hijos, que se cumplan sentencias del Tribunal Constitucional y muchas más cosas sensatas y racionales. El Gobierno catalán no tiene el mandato de buscar el secesionismo. El contrato suscrito con los ciudadanos no es que logre la independencia de Cataluña. Si lo trata de hacer, de buscar esa separación con España, estará defraudando a todos.
Sobre todo, a los pro- pios catalanes.